La borriquería como estrategia política

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por:
Cartas al director
LUIS SANTIAGO TIERRASECA / Secretario de Organización del PSOE de Guadalajara
Los comentaristas políticos llevan varios años intentando encontrar la palabra que defina la estrategia política del PP. Ese cóctel de irresponsabilidad con generosos chorros de demagogia e insultos ha sido bautizado comúnmente como “crispación”. Otros prefieren hablar de “bronca permanente”, “algarada”, “tensión de la vida política”, y cosas por el estilo.
Palabras con las que se pretende resumir los tumultos que el PP ha provocado en los parlamentos autonómicos y nacionales; las acusaciones sin pruebas de delitos gravísimos a los poderes del Estado; las manifestaciones supuestamente defensoras de la vida y en las que se coreaban peticiones de muerte para los rivales políticos a los que, de paso, podía agredirse; las incitaciones a no cumplir las leyes, lo que equivale a rebelarse contra el Estado de Derecho; las campañas difamatorias. Y vamos a dejarlo ya porque la lista de barbaridades de los dirigentes del PP es interminable.

Nuestro rico idioma castellano tiene una palabra sencilla y fácilmente entendible por todos para definir con más precisión todo esto: borriquería. El PP ha decidido que su estrategia política es la borriquería.

Maestros consumados de la borriquería en el PP hay muchos pero, para desgracia nuestra, algunos de sus más fervorosos practicantes están aquí. En Guadalajara y en Castilla-La Mancha, con Román y Cospedal a la cabeza.

Esta señora, llamémosla así por tener la educación que ellos no tienen aunque sean de muy buenas familias, Cospedal, de la que no se conoce ni una palabra ni una sola acción positivas o útiles para nuestra tierra ha montado un grupo de hooligans dispuestos a no dejar títere con cabeza con tal de alcanzar el poder. Estarían encantados de demoler el edificio para quedarse con el solar, y a ello se dedican todos los días, compitiendo entre ellos a ver quién suelta la borriquería más gorda y el insulto más tremebundo para tener su minuto de gloria en los medios de comunicación.

La gente les importa un rábano. Nada más aterrizar, llamó ‘paletos’ a los votantes socialistas. La provincia y la región, un pimiento. Ahí están las traiciones con el agua y el cementerio nuclear. Ellos sólo quieren mandar. ¿Para hacer qué? Para mandar, nada más que para mandar. Para pisotear, para humillar, para caciquear, para chulearse…, porque eso es lo que ellos entienden por mandar. Y creen que todo eso lo pueden conseguir a base de borriquerías, de un victimismo trasnochado y en continua confrontación con el Gobierno regional.

Ellos lo creen, pero que realmente puedan lograrlo está por verse. Pero, ojo, lo que sí ha conseguido ya el PP con la estrategia de la borriquería es desorientar a mucha gente. A base de borriquerías se han ido envalentonando hasta llegar, por ejemplo, a que Román presuma con notable chulería de mantener calles de golpistas que apoyaron la dictadura franquista en Guadalajara, con los policías locales tomando la rúe denuncia en ristre, y a que Moraga anuncie con prepotencia que quitará las dedicadas a dirigentes elegidos democráticamente en Azuqueca. Nos hemos acostumbrado tanto a sus borriquerías que cosas así, impensables hace unos años, ya no nos extrañan. Y ellos, los dirigentes del PP, que ya no se molestan en disimular, se regodean y jactan de ello.

Esto, que es sólo un ejemplo de lo que son capaces, debería servir para que todos reflexionemos sobre el uso que el PP hace del poder cuando lo tiene o piensa que lo puede conseguir. Y tenerlo presente cuando se trate de elegir a nuestros representantes políticos.