La campaña de los debates
01/10/2010 - 09:45
EDITORIALES
Más de trece millones de españoles, la mitad del electorado, estuvieron anoche pendientes del debate Rajoy-Zapatero. Un debate, que se planteaba como decisivo para deshacer el empate técnico con el que iniciaron los dos principales partidos la campaña electoral y en el que se encuentran a menos de dos semanas de las elecciones del próximo 9 de marzo.
Es verdad que Zapatero partía con ventaja, con el triunfo de Solbes en el bolsillo y con una mejor imagen televisiva que su contrincante, al que algunos supuestos expertos de última hora le aconsejaron que cabiase el peinado e incluso las gafas. Sin embargo, los debates planteados entre ellos, como si del juicio final de los electores se tratara, tienen para los contendientes un principal objetivo: llamar al voto útil a favor del PSOE y del PP, espantando otras opciones de dimensión nacional, como las de IU, Rosa Díez y Ciudadanos, y reducir el interés de los votantes nacionalistas. En el debate, más allá de los argumentos defendidos por un Rajoy, que se ha ido moderando en sus apariciones y por un Zapatero que intenta movilizar a su electorado tensionando la campaña y que ha ido cambiando a lo largo de estos días de la mirada en positivo al discurso duro contra el PP, estaban medidos hasta los últimos detalles. No llevar relojes llamativos que, no sólo podían ser ostentosos sino que distraírían la atención del espectador o evitar los bolígrafos brillantes sustituyéndolos por los negros eran algunas de las consignas más curiosas aunque había otras más explicitas como el modo de evadir preguntas incómodas o utilizar lo que llaman frases puente para llegar en la respuesta al mensaje que se intentaba colocar. Ambos desmostraron ser auténticos maestros ante las 17 cámaras que vigilaban cada uno de sus movimientos. Y si algo dejaron claro es que ésta va a ser la campaña electoral de los debates, 15 años después de la única experiencia similar que se ha producido en España.