La celebración de las no fiestas

07/09/2020 - 16:01 Redacción

Con las fiestas suspendidas nos queda tirar de imaginación y recursos para que al menos no pasen desapercibidas en el calendario.

La provincia de Guadalajara viviría estos días la segunda eclosión festiva más numerosa del verano con motivo de la celebración de la Natividad de la Virgen, patrona de bastantes localidades en sus distintas advocaciones, entre ellas la capital. El 8 de septiembre es una fecha señalada en rojo para los vecinos de Guadalajara que salen a la calle de manera multitudinaria para acompañar el recorrido de retorno de la alcaldesa perpetua a su santuario. Son días de reuniones, vermús, actividad, música, peñas y sobre todo de alegría, reencuentro y convivencia que han quedado suspendidos a causa de la crisis sanitaria que lejos de permitirnos, al menos,un cierto alivio, amenaza con acompañarnos un tiempo haciendo extraña nuestra forma de vida y relaciones. Así las cosas, además de paciencia, aceptación de la situación y seguimiento de las instrucciones marcadas en cada momento, nos queda tirar de imaginación y recursos para que al menos no pasen desapercibidas en el calendario. Las celebraciones eucarísticas, respaldadas por las autoridades  y compartidas con los vecinos a través de las redes sociales y la televisión, de manera particular este verano de nuestros compañeros de Guadalajara Media, ha sido, y lo será de nuevo este martes para contemplar la imagen de la Virgen de la Antigua confinada en su camerino, la opción más al alcance para honrar al patrón escenificando la unidad de las localidades en torno a sus tradiciones y sentimientos comunes. Adornar ventanas y balcones o espacios públicos con banderas, camisetas de peñas u objetos especiales es otra forma de reivindicar que un virus puede obligarnos a no juntarnos físicamente pero no impedirnos mantener vivo el recuerdo, el espíritu festivo y la certeza de que volveremos a celebrar con  ganas e ilusión nuestras fiestas cuando la situación haya sido superada y siempre a lo largo de la historia lo ha sido. Debemos mantener hoy el ánimo y sobre todo permanecer unidos como sociedad para ayudar a quienes más pierden con la no celebración de las fiestas porque además del impacto emocional, hay una pérdida económica relevante para muchas personas como los feriantes, quienes viven de las actividades suspendidas o para quienes reciben fondos para su labor social a través de los actos solidarios. Estemos con ellos y digamos alto, de nuevo, viva la Virgen de la Antigua. Viva Guadalajara.