La ciudad de los cuentos ¿es un cuento?
01/10/2010 - 09:45
CARTAS AL DIRECTOR
Ana Aya Durán - Guadalajara
Ha pasado una semana del 17º Maratón de cuentos. Desde hace algunos años, vivo en Guadalajara y siempre he sentido esta ciudad como la ciudad de los cuentos.
Sin embargo veo dar palos de ciego buscando insulsas estrategias de desarrollo turístico y veo a una población que no siempre apoya lo valioso que aquí se hace.
Seguramente más de una persona ha imaginado una ciudad en la que una familia tiene una agradable jornada como la que aquí se relata:
Es un sábado por la mañana, con nuestros hijos llegamos a la estación de autobuses de Guadalajara y cogemos el sendero de ladrillos amarillos que nos lleva al centro de la ciudad. Parada obligada en el Palacio del Infantado hoy convertido en un excelente Museo del Cuento, un espacio vivo donde siempre, siempre, hay algo que hacer. Echamos un vistazo a las actividades del día y nos planificamos. A la hora del aperitivo subimos por la calle Mayor donde un montón de librerías nos tientan con magníficos volúmenes de todo tipo, que hoy sin prisas podemos ojear. Comida en un restaurante pensado para ir con niños, nos gusta uno que nombra a cada mesa por un personaje de cuento y donde sirven un asado de cordero para chuparse los dedos. Hoy hemos vuelto pronto a Madrid porque llovía y no hemos ido bien equipados, pero otras tardes hemos asistido a algún espectáculo de narración oral, vemos alguna reposición de una película clásica, o simplemente disfrutamos de los excelentes parques de la ciudad.
Claro que Guadalajara, ciudad de los cuentos es una apuesta atrevida y arriesgada que requeriría de imaginación, creatividad, y capacidad organizativa, vamos lo que los anglosajones llaman el know how, y que vistos el Maratón, los Viernes de los Cuentos, etc. por aquí se dominan. Pero que además necesitaría que muy distintas entidades compartieran una visión a medio plazo, se ilusionaran, planificaran, se coordinaran, y colaborasen y ese es otro cantar.
Seguramente más de una persona ha imaginado una ciudad en la que una familia tiene una agradable jornada como la que aquí se relata:
Es un sábado por la mañana, con nuestros hijos llegamos a la estación de autobuses de Guadalajara y cogemos el sendero de ladrillos amarillos que nos lleva al centro de la ciudad. Parada obligada en el Palacio del Infantado hoy convertido en un excelente Museo del Cuento, un espacio vivo donde siempre, siempre, hay algo que hacer. Echamos un vistazo a las actividades del día y nos planificamos. A la hora del aperitivo subimos por la calle Mayor donde un montón de librerías nos tientan con magníficos volúmenes de todo tipo, que hoy sin prisas podemos ojear. Comida en un restaurante pensado para ir con niños, nos gusta uno que nombra a cada mesa por un personaje de cuento y donde sirven un asado de cordero para chuparse los dedos. Hoy hemos vuelto pronto a Madrid porque llovía y no hemos ido bien equipados, pero otras tardes hemos asistido a algún espectáculo de narración oral, vemos alguna reposición de una película clásica, o simplemente disfrutamos de los excelentes parques de la ciudad.
Claro que Guadalajara, ciudad de los cuentos es una apuesta atrevida y arriesgada que requeriría de imaginación, creatividad, y capacidad organizativa, vamos lo que los anglosajones llaman el know how, y que vistos el Maratón, los Viernes de los Cuentos, etc. por aquí se dominan. Pero que además necesitaría que muy distintas entidades compartieran una visión a medio plazo, se ilusionaran, planificaran, se coordinaran, y colaborasen y ese es otro cantar.