La Constitución, Ley de leyes

06/12/2015 - 23:00 Redacción

Diferentes actos institucionales han conmemorado el 37 aniversario de aquel 6 de diciembre en el que el pueblo español votó por una abrumadora mayoría el texto constitucional que ha permitido la construcción de una sociedad libre, con los derechos fundamentales garantizados, y una democracia sólida capaz de superar un golpe de Estado y ser gobernada hasta por seis presidentes de gobierno, líderes de tres partidos políticos diferentes. En este tiempo se ha vencido también al terrorismo de ETA, se ha discutido en el parlamento el llamado Plan Ibarretxe y se ha realizado alguna pequeña reforma al texto. Con el bagaje de haber sido la pieza fundamental de una transición política y de haber hecho realidad una convivencia pacífica, llega este cumpleaños, coincidiendo con el inicio de una campaña electoral, y con nuevos retos y desafíos. La amenaza de la llamada a la desobediencia desde el gobierno de la autonomía catalana constituye el mayor problema político y social de todos estos años. La respuesta solo puede ser el cumplimiento de lo establecido en la Carta Magna que garantiza la unidad e integridad del territorio respetando las distintas nacionalidades. El Tribunal Constitucional así lo ha ratificado también. La independencia o un referéndum sobre la misma no tienen cabida, sí, en cambio, el diálogo fluido y la búsqueda de puentes de entendimiento para evitar conflictos sociales y avanzar en un país fuerte y cohesionado. En cuanto al sentido u orientación de las distintas instituciones, la organización de la administración pública, la incorporación de nuevos principios o garantías o cualquier otra cuestión, la propia Constitución establece los mecanismos de su posible reforma. Cualquier modificación requiere de la voluntad favorable de una amplia mayoría social. Solo con un acuerdo casi total se asegura la pervivencia de cualquier norma a lo largo de los años. Así ha sido y deseamos continúe siendo con nuestra Ley de leyes, un documento del que debemos sentir orgullo colectivo.