La cuarta ola está en nuestras manos

12/04/2021 - 14:51 Redacción

Toca hacer un nuevo llamamiento a la responsabilidad individual, a los comportamientos de cada uno, porque es de nosotros, de quienes depende que este rebrote se convierta en ola. 

La experiencia es, junto a la administración de la vacuna, la mejor de las armas para combatir la expansión de un virus que en las últimas semanas muestra de nuevo que se está propagando con celeridad y, como es marca de la casa, de manera desigual por los distintos territorios de un mismo país y los distintos países de un mismo continente. Parece avanzar o retroceder de manera caprichosa o al menos difícil de entender, pero lo que sí sabemos es que su incidencia sube o baja en función de la movilidad de las personas y de su vida social. Cuando las medidas restrictivas  se endurecen o relajan los resultados se aprecian a la semana siguiente en forma de aumento o disminución de contagios, personas ingresadas en hospitales y lo que resulta irremediable, en muertes. Por ello, y el alcalde de nuestra capital lo pide con firmeza en las redes sociales, toca hacer un nuevo llamamiento a la responsabilidad individual, a los comportamientos de cada uno, porque es de nosotros, de nuestra higiene de manos, de la distancia social, del buen uso de la mascarilla, del quedarnos en casa ante cualquier posible síntoma, de quienes depende que este rebrote, especialmente acusado en la capital y Corredor, nos lleve a una situación todavía peor o se controle en los límites actuales. Será cuestión de tiempo que el efecto de las vacunas se note de manera clara en los contagios porque conseguir, con dos dosis, vacunar a un 70 u 80 por ciento de la población, no es un proceso ni rápido ni fácil, cuando se depende además del suministro de las dosis. Pero es el objetivo por el que se trabaja y que se alcanzará. Y mientras tanto porque la situación es, “insoportable”, toca extremar las precauciones, hacer  otro esfuerzo y entender que cuando se prohíbe esto o aquello, o se limita su ejercicio, se hace por motivos sanitarios convirtiéndose en la mejor de las decisiones para la economía, aunque a corto plazo haga daño a algunos sectores, a los que hay que seguir ayudando de otras maneras y que merecen la comprensión y solidaridad del conjunto de la sociedad. No olvidemos que la victoria está en nuestras manos.