La educación en Castilla-La Mancha, profesores

22/10/2010 - 00:00 Paloma Gavilán

 A lo mejor se han preguntado ustedes cómo se selecciona a los profesores que dan clase a sus hijos en los institutos de Castilla-La Mancha. A todos nos gustaría tener la seguridad de que son los que están mejor preparados porque para eso están las oposiciones. En principio parece lógico pensar que el sistema de oposición garantiza una plaza a aquellas personas que han obtenido las mejores notas en sus tribunales correspondientes. Pues no. En Castilla-La Mancha, no. En esta comunidad llevamos unos años padeciendo un sistema de acceso a la enseñanza pública por el cual personas con las notas más brillantes en la oposición se quedan sin plaza. No serán profesores de sus hijos. ¿Qué pensaría usted de la situación en que una persona que obtiene un 10 en la oposición y es, por lo tanto, el número uno de su tribunal, no obtiene plaza? Si eso ocurre, algo grave está pasando. Las listas con las calificaciones son públicas y cualquiera puede comprobar, con un poco de paciencia, que lo que digo es absolutamente cierto. El profesorado que ha formado parte de los tribunales así como los opositores que se han presentado y el resto del profesorado, sabemos que a nuestros institutos no están llegando las personas mejor preparadas. La administración ha pactado con los sindicatos otros criterios de selección por los cuales personas que han acreditado suficientemente su valía y esfuerzo –un 10 en todas las pruebas: examen, defensa de la programación y unidad didáctica- no han obtenido plaza. Es difícil de entender qué es lo que ambas partes – administración y sindicatos- están premiando. Lo que es evidente es que de este modo están poniendo en juego el nivel y la calidad de la educación. Lo llaman concurso-oposición y también, eufemísticamente, “oposiciones de transición”, donde la consigna, parece ser, “colocar a los interinos de una vez, cueste lo que cueste”. Llegados a este punto, podríamos tratar de consolarnos pensando que esto siempre ha sido así y así es en otras comunidades; que esa persona tan brillante trabajará como interina y ya le llegará su momento. Pues tampoco. Forma parte de ese pacto, antes mencionado, que las listas de interinos sean cerradas; es decir, que da igual la preparación que se tenga y la nota que se saque en las pruebas, porque el lugar que se ocupa en la lista de interinos es inamovible. Una persona bien situada en esa lista va a trabajar para la enseñanza pública, aunque haya demostrado fehacientemente su incompetencia: puede haber ido a firmar el examen, no saber nada y dejarlo en blanco. Este año dará clases a sus hijos. Así somos en esta comunidad. Parecería lo lógico que las personas que no han obtenido plaza se ordenaran con arreglo a la nota obtenida, de modo que un 10 fuera por delante de un 8. Eso tampoco es así. En Castilla-La Mancha existen, al menos, dos listas. La de los interinos de años anteriores, tengan la nota que tengan, que es la lista preferente; y la de los nuevos opositores. De modo que el esfuerzo y bien hacer se considera sólo en la segunda lista. Así pues, ese número 1 pasa a ocupar, por ejemplo, el puesto 131. Para que pueda dar clase, la administración ha tenido que colocar antes a otros 131 interinos… (Datos que se pueden confirmar, como ya he dicho con paciencia, en la página web de la Junta). Otra sorpresa es la ausencia de prueba práctica en la oposición. De modo que para ser profesor de matemáticas, por ejemplo, no se pide saber resolver ningún problema. O para dar clase de música, no se valora si el opositor puede tocar algún instrumento. En lengua no importa no saber hacer un comentario de texto… Y así podríamos recorrer una a una todas las materias. Por si esto fuera poco, deben saber que interinos y no interinos, que concurren al mismo concurso-oposición, tienen diferente examen. Todo ello puede comprobarse en la convocatoria. El ánimo de este escrito es doble; por un lado, dar a conocer cómo funciona el acceso a la enseñanza pública, que quizá explique, al menos en parte, alguna de nuestras preguntas cuando cuestionamos su funcionamiento. Y por otro, no sentirme cómplice de esta situación, que conozco tan bien. Por ello insto a las autoridades competentes a que la modifiquen de inmediato y a que piensen, cuando pactan con los sindicatos, qué intereses están defe.