La epidemia del alcohol y los jóvenes

11/04/2012 - 19:16 Redacción

El consumo abusivo de alcohol, por parte de los jóvenes ocupa un triste y destacado lugar entre las principales preocupaciones de los españoles. Como si de una epidemia reciente se tratara, la sociedad empieza a tomar conciencia del problema, tal vez demasiado tarde pero, en todo caso, con fundadas esperanzas de encontrar respuestas y soluciones al problema. Hablar del consumo abusivo de alcohol obliga a recordar que éste es causa directa del 9% de las enfermedades y de algo más del 3% de los fallecimientos que anualmente ocurren en nuestro país. Si otras drogas generan un grave perjuicio a la sociedad, el coste generado por el consumo abusivo de alcohol en España equivale, cuando menos, al 1% o 2% de nuestro PIB. Si las cifras deben hacernos reflexionar, más debería hacerlo el hecho de la progresiva extensión del problema entre los jóvenes. Y es que la accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores. La edad media de inicio en el consumo de alcohol entre los escolares, según los datos de la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar es de 13,6 años, y la edad media de inicio de consumo semanal se sitúa en los 14,9 años. El 84 % de los escolares ha consumido alcohol en alguna ocasión y el 43 % consume al menos una vez a la semana. En cuanto a los episodios de embriaguez el 41% de los escolares se han emborrachado en alguna ocasión y el 23.6% en el último mes. Las estadísticas ponen de manifiesto la necesidad de adoptar medidas que vayan más allá de la prohibición. La educación y concienciación desde los entornos más cercanos se hace necesaria. En esa línea el concejal de Juventud, Armengol Engonga, presentaba esta mañana un nuevo programa denominado Las Noches 0,0 cuyo objetivo es ofrecer a todos los jóvenes, que deseen participar distintas alternativas y opciones de ocio saludable durante las tardes y noches de los sábados durante los meses de  abril, mayo, junio y julio. Sin duda este tipo de programas son muy positivos pero hay que ir más allá implicando a toda la  sociedad y, fundamentalmente, a los padres para que dejen de ser meros observadores, y desarrollen las funciones que les son propias en la cadena de responsabilidades.