La erótica del voto

18/11/2010 - 00:00 Luis del Val

Parece que todo el mundo está de acuerdo en que la señora que aparece en el vídeo de la Juventudes Socialistas, y que ha calentado la campaña electoral, goza de un orgasmo que alcanza el clímax, cuando introduce la papeleta en la urna. Podría tratarse, también, del inmenso placer que causa el alivio de expeler los gases de una traidora aerofagia, pero parece que todo el mundo coincide en que tiene que ser un orgasmo, con lo que no voy a ponerme a discutir, porque se supone que los opinantes tienen mucha más experiencias en orgasmos femeninos que el arriba firmante. Asimismo, la candidata Nebrera ha grabado otro vídeo en el que, tras un barrido durante el que se ve ropa interior y camas deshechas, con un fondo de gemidos, aparece ella envuelta en una toalla, que tampoco nadie relaciona con el placer que causa el alivio del estreñimiento, precedidos de un apretón, y, sin embargo, todo el mundo relaciona con los jadeos que se producen en los altares de Venus. He aguardado casi un día, esperando con impaciencia la protesta de la Secretario de Estado de Igualdad, o de la Directora del Instituto de la Mujer, o de alguna Asociación en contra del empleo del cuerpo de la mujer con fines publicitarios, claramente vejatorios, pero estamos en campaña electoral, que es como estar en carnavales, o sea, que hay mayor permisividad. De todas formas, el cuerpo de la señora Nebrera es suyo, y los gemidos, aunque sean de doblaje, le pertenecen, y, sea por lo que fuere, nos hemos librado de la murga habitual de la lucha contra el machismo con fronteras, con fronteras españolas. A mí, estos vídeos, no es que me parezcan ni muy originales, ni muy graciosos, pero me resultan más soportables que un fragmento de un mitin de Puigcercós. No creo que sea muy erótico el sufragio universal, pero tampoco me parece erótico el automovilismo, y siempre está lleno de señoras, fuera y dentro de los vehículos. A lo mejor esto templa las susceptibilidades y se pueden contar chistes verdes en la intimidad sin que el vecino te grabe subrepticiamente y te denuncie por machista a los tribunales .