La escoba

21/11/2014 - 23:00 Javier del Castillo

El oficio de barrer, tan digno como cualquier otro, está siendo muy demandado en los tiempos que corren. La escoba, y también los escobazos, adquieren un protagonismo político que merece ser analizado. Ha sido tanta la basura acumulada en estos últimos años que parece inevitable un zafarrancho. Una limpieza general y a fondo del escenario donde se han venido pertrechando los abusos y corruptelas. Si difícil es conocer el programa económico de Podemos, más difícil es todavía averiguar las consecuencias que tendrá en un futuro inmediato la corrupción que se ha venido acumulando debajo de las moquetas y encima de las mesas de determinados despachos. Pero, al menos, ha sonado la alarma y ahora todos quieren ser los primeros en coger la escoba por el mango y barrer – como le escuché decir el otro día al todavía presidente de Extremadura – lo primero que se les ponga por delante. Es la vieja estrategia de defenderse atacando. Esperanza Aguirre ha puesto en marcha un original y ridículo sistema de examen oposición que consiste en preguntarle al candidato a la alcaldía vacante, tras la imputación de su anterior titular, lo siguiente: ¿tiene usted el propósito de delinquir?, ¿es titular de alguna cuenta en el extranjero? … Y, claro, la respuesta en todos los casos, como es lógico, es negativa. “Por favor, señora, ¿por quién me ha tomado usted?”, ya le han contestado algunos.
La ingenuidad en algunos/as no tiene límites y el reclamo mediático, a lo que se ve, tampoco La indignación y el cabreo entre los ciudadanos españoles son de tales proporciones que algunos dirigentes políticos ya no saben qué hacer para atajar el problema. Las elecciones se acercan, Podemos ha dejado de ser una broma o flor de un día – sobre todo porque no tiene pasado – y conviene exhibir cuanto antes una transparencia y unos controles a la militancia hasta ahora inexistentes. Pedro Sánchez ha puesto a funcionar la escoba, pero solo desde Despeñaperros para arriba. Chaves y Griñán son intocables, por el momento. En el Partido Popular siguen esa ola y sacan el escobón del armario, pero sin apretarle demasiado a Monago. Lo mejor que hacen los dos partidos mayoritarios es barrer para casa y liarse luego entre ellos a escobazos. Hasta que un día pase algo.