'La Flor y Nata'

23/11/2018 - 14:17 Mario González de Pablo

Estas navidades no habrá  roscones de ‘La Flor y Nata.

Era la abuela de las abuelas. No precisaba de altavoces ni gallardetes para ser un punto de referencia en esta ciudad que habitamos y que cuando nacimos ya llevaba años endulzando los paladares de nuestros antepasados. Hoy, 19 de noviembre de 2018 no abrió sus puertas. Nadie contestaba al teléfono con su amable ‘Hernando, dígame” y nadie iluminó sus vitrinas, hoy vacías, otros días repletas de golosinas de múltiples tonalidades y sabores.

Es historia. Desde su puerta en la calle Mayor “alta” vio pasar a reyes, toreros, políticos más o menos capaces de todas las tendencias, escritores, artistas famosos y toda una gama de personajillos que aspiraban a ser notorios. Vio desfiles de carrozas y la bulliciosa alegría de las “peñas” en las fiestas locales, manifestaciones chillonas o silenciosas, procesiones, gigantes y cabezudos, charangas   y todo el ir y venir de una ciudad que tiene vida, que se mueve y prospera.

  ‘La Flor y Nata’ forjó su leyenda y  su prestigio desde los bajos de la confitería “Guajardo”  en calle Miguel Fluiters, 35 donde un artesano ejemplar, maestro en su oficio, Luis Hernando Lacruz, dedicó su vida y sus conocimientos a la elaboración de todo tipo de pastelería y bollería utilizando un modesto obrador allí existente, dulcería que llenaban los expositores de ‘La Flor y Nata’ y abrió nuevos mercados a sus bizcochos borrachos con la marca “Hernando”

Estas navidades no habrá  roscones de ‘La Flor y Nata”. El color amarillo de sus envases, símbolo de calidad, no llenará las calles. Soñar o desear sale barato.  Por eso yo sueño y deseo que un inteligente emprendedor abra de nuevo el local, instale una confitería  y mantenga su legendario nombre. El lanzamiento ya lo tiene hecho.