La influencia de Dilma Roussef

02/01/2011 - 13:47 José Luis Gómez

La dirigente socialista Mar Barcón ha visto en la toma de posesión de la brasileña Dilma Rousseff una puerta abierta a otras mujeres para ser presidentas. También ha reparado en que Rousseff incluyó nueve mujeres en su gobierno, al tiempo que creó la primera dotación de mujeres escoltas en su guardia presidencial. Probablemente los mal pensados creerán que Mar Barcón o bien está abanderando la candidatura de Carme Chacón o bien está postulándose ella misma como futura presidenta. Pero sin descartar ninguna de esas dos opciones --ambas tienen méritos para ello--, el mensaje de Mar Barcón tiene una intención más de fondo y menos coyuntural. Como ella misma dice, a muchos hombres les parece este un debate tangencial o poco importante, probablemente porque nunca tuvieron delante o sintieron la discriminación por género. Mar Barcón, médico de profesión pero ya con muchos años en política, asume su papel de testigo directo, quizá incluso de protagonista involuntaria, para explicar con su habitual pasión una situación que aún hoy pasa inadvertida ante los hombres, incapaces de ver un problema político y social tan real como la vida misma. Lo explica así, con tres reveladores ejemplos: "De las mujeres se repite aquello de 'las que valen llegan', mientras que de los hombres no se dice nada; en cada entrevista nos preguntan 'cómo hacéis para cuidar a vuestros hijos', cuestión que nunca vi que se le plantease a un político hombre, y a la media hora de llegar a un puesto ya nos llaman 'ambiciosas', mientras que a los compañeros 'se lo pide el partido'..." La conclusión --la suya también-- salta a la vista: ser mujer en política equivale a ser tratada de distinta manera, incluso en la España de hoy, que en materia de derechos es uno de los países más avanzados del mundo. Es evidente que el objetivo primordial de la flamante presidenta Dilma Rousseff es eliminar la miseria en Brasil, donde a pesar de los avances de Luiz Inácio Lula da Silva quedan todavía millones de personas que no comen tres veces al día, y que por tanto las mujeres escoltas son sólo un símbolo. "Para muchas personas, un símbolo muy importante", sentencia Mar Barcón, esperanzada ante la mujer que tiene por delante engrandecer en Brasil la impresionante herencia recibida y de hacerlo, por cierto, a su manera. De hecho, Brasil será el país de moda en esta década, al unir a su desarrollo económico, en parte basado en grandes reservas de petróleo, dos acontecimientos de la dimensión del Mundial de fútbol (2014) y de los Juegos Olímpicos (2016). Una gran oportunidad para Brasil y para Dilma Rousseff, que seguramente Mar Barcón deseará extrapolar también a su manera.