La itinerancia en la profesión docente

Decía el italiano Italo Calvino que “un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, las Artes o las Culturas, está ya gobernado por aquellos que sólo tienen algo que perder con la difusión del saber”. Nos guste o no, esta cita no ha dejado de estar de actualidad en nuestro país. Porque parece que la educación es un arma arrojadiza de todos y cada uno de los gobiernos que se van sucediendo. Pero lo que no hay que olvidar nunca, y es algo por lo que hay que lugar, es que la educación es un bien público y, por tanto, sagrado, una herramienta para el desarrollo personal de los jóvenes y para asegurar el futuro del país. Que ese derecho llegue a todos es una obligación para la administración. Un ejemplo de esa preocupación son las escuelas rurales, que hacen que los niños puedan recibir esa educación tan vital en sus entornos. A esto sumamos la gran labor de los docentes itinerantes, que se encuentran principalmente en estas escuelas de pueblo, pero también en escuelas para adultos y colegios de municipios más habitados. Ahora, gracias al acuerdo entre Gobierno regional y sindicatos, estos profesores sin sede fija recuperarán las compensaciones perdidas con una época de recortes que ya nos parece prehistórica pero no fue hace tanto. Es sólo una gota en el mar, pero al menos alivia un poco el esfuerzo de estos profesores, con tanta vocación como el que más.  Entre los aspectos más destacables del acuerdo están que se recupera el pago del kilometraje del primer y último viaje que realice el itinerante al centro de destino o de cabecera o el incremento del pago por los desplazamientos en 0,08 euros por kilómetro, que será retribuido a través de un complemento mensual. También se contempla la no aplicación de la reducción horaria durante los desplazamientos en los recreos y el incremento de compensación horaria para docentes itinerantes en la misma localidad.