La liquidación del 15 M

17/06/2011 - 00:00 Esther Esteban

 
Ha pasado solo un mes y aquel movimiento del 15M que, contó con la simpatía de tantos, incluida la mía, ha degenerado de tal manera que ahora somos muchos los que vemos !indignados! como lo más ultras de la sociedad se han adueñado de un fin noble. Aquellos indignados que prometían ser el espejo de una sociedad cansada y harta de tantos abusos de la clase política, se han dejado absorber por grupos violentos y antisistema que lo que menos desean es que las cosas mejoren, sino generar caos y desolación. Decíamos entonces, y de eso solo hace un mes, que estábamos ante una versión del Mayo Francés del siglo XXI, y que tal vez como pasó entonces, entre ese movimiento de gente ideológicamente tan variopinta se podrían encontrar los dirigentes del futuro.

   Lo que no podíamos prever es que los corderos de las manos alzadas, que nos hicieron recuperar con nostalgia de nuestros años universitarios, iban a dejar a los lobos que entraran a placer apareciendo como matones de barrio para liquidar al rebaño. Lo ocurrido en el Parlamento de Cataluña, el acorralamiento de los diputados, las agresiones físicas, los insultos y la violencia desmedida, no solo es lamentable desde cualquier punto de vista, sino intolerable e inaceptable para cualquier demócrata que se sienta como tal.

   Nadie hubiera imaginado nunca que el presidente de la Generalitat tendría que acceder en helicóptero a la Cámara -donde el pueblo esta representado por quienes libremente han elegido-, asediada por una multitud violenta que recibió con piedras y botellazos a los Mossos d'Escuadra. Nunca hubiéramos imaginado que Ruiz Gallardón iba a ser acorralado en su domicilio particular cuando paseaba con su esposa, ni tampoco que el líder de IU Cayo Lara iba a ser zarandeado y denostado al grito de "aprovechado no nos representas" cuando intentaba arrimar el ascua a su sardina. Ahora todos se preguntan cual es la mano que esta detrás de todo esto y son muchos los que ven oscuros intereses que están colaborando para agitar la calle.

   La tardía reacción de los organizadores del 15M -que tardaron horas en desvinculares de estos bárbaros-, la tibieza del gobierno, la inacción del Ministro del Interior demasiado ocupado en su candidatura como para garantizar la seguridad de los ciudadanos y sobre todo el incumplimiento cómplice de la legalidad vigente les ha hecho creer a estos profesionales de la violencia que la calle es suya y pueden hacer lo que les plazca y cuando les plazca. Desde el mismo momento que el señor Rubalcaba decidió que no se cumpliera la resolución de la Junta Electoral que determinó que la concentración en al puerta del Sol era ilegal en pleno proceso electoral, las cosas han ido de mal en peor y mucho me temo que continuaran así. Y lo peor de todo este despropósito es que todos nos sentimos utilizados y defraudados.

   Estamos defraudados quienes fuimos a votar el 22M en la idea de que cuando hablan las urnas la democracia celebra su fiesta mayor, también lo están quienes se sumaron inicialmente al 15M y han visto como los antisistema más radicales se han cargado la iniciativa, los que creían que el gobierno siempre actuaría movido por el interés general y no solo con una miserable miopía partidista y en general todos los que ven como se han adueñado de nuestras calles una pandilla de agitadores violentos bajo el pretexto de un descontento social que es real y esta ahí.

   Ahora los del 15M preparan el 19J una macro-manifestación autorizada que ya nace bajo sospecha. Sospecha porque hasta los más firmes defensores de los indignados como el autor Frances Stephane Hessel ya se han desvinculado y han expresado su firme rechazo hacia los hechos violentos que se están viviendo. Sospecha porque los partidos de izquierda intentan hacerse con el marchamo de promotores de estas causas para conseguir en el futuro rentabilizar cualquier tipo de protesta ante su debacle electoral. Sospecha porque nadie se cree que la tibieza del gobierno seria tal si fueran grupos de ultraderecha los que instigaran tales actuaciones y sospecha porque nada es casual ni improvisado. Hay demasiadas preguntas sin respuesta, mientras grupos de vándalos toman nuestras calles y no son los propios promotores pacifistas del 15M los que les paran los pies al grito de !NO PASARÁN!