La oposición del PP a Zapatero

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La mirada indiscreta
José Cavero - Periodista
Sigue dando ocasión para la controversia interna el tipo de oposición que Rajoy se empeña en hacer a la política económica de Zapatero, quien critica su “desbarajuste” por haber dictado hasta ocho paquetes de medidas distintos, y sin embargo, incoherentes e insuficientes...
Mientras las distintas encuestas divulgadas en las últimas semanas señalan que Zapatero sufre un claro deterioro, todas coinciden también en poner de relieve que el de Rajoy es igual o incluso mayor.

El PP criticó y después apoyó los planes de ayuda a la banca, y ahora se sospecha que sucederá otro tanto con los 8.000 millones para obras nuevas de los ayuntamientos, por la sencilla razón de que “es muy complicado rechazar un plan que da dinero a unas Administraciones ahogadas, muchas de ellas en manos del PP, como Madrid. Como mucho, nos abstendremos”, ha augurado un dirigente del PP que cita el diario ‘El País’. También hay divergencias: los más fieles al líder están convencidos de que el tiempo juega a su favor. “Sólo han pasado siete meses desde las elecciones, donde perdimos por casi cuatro puntos, y algunas encuestas nos dan ya por encima. Lo importante es la tendencia. Y sobre todo, la crisis, que va a ir a peor”, asegura un miembro de la dirección muy cercano al líder del PP.
“Puede que ahora se vea mucho más lo que hace Zapatero que nuestras propuestas. Pero al final, llegará 2009, el paro se irá al 15%, la cuenta de resultados del PSOE será desastrosa, y la gente volverá a mirarnos a nosotros”, sentencia otro. Los críticos, que ahora tienen como cabeza visible, de forma más clara que nunca, a José María Aznar, el mentor de Rajoy, están cada vez más impacientes, según el análisis de ‘El País’. Creen que esa idea de esperar para recoger los frutos, lo que el ex presidente llama “heredar”, no funcionará. “Aznar está muy cabreado porque ve que no se entra a los temas, que la gente normal tiene la percepción de que Zapatero ha tomado las riendas y el PP está desaparecido”, sentencia un aznarista. Y además, creen que Rajoy les está utilizando como excusa. “Algunos estamos molestos, pero la conspiración es un invento”, sentencia uno de los críticos.

Rajoy, por su parte, según algunos de sus fieles, se siente tan seguro que él mismo tranquiliza a los suyos cuando expresan alguna preocupación en las reuniones. Les ha ordenado que no entren a responder a Aznar, y alguno incluso sostiene que está contento de que haya salido con tanta agresividad, porque la imagen del ex presidente, muy detewriorada, puede ayudar a centrar aún más la línea de Rajoy, que busca el voto. Y en fin, los neutrales, los que apoyan al líder y no quieren oír hablar de Aznar o de Esperanza Aguirre, pero no son entusiastas del marianismo, están desanimados porque no paran de escuchar entre la militancia y en medios de comunicación conservadores críticas crecientes al liderazgo de Rajoy.

Entre estos últimos, mucho más numerosos que los críticos, ya se ha instalado una convicción: si el líder no despega en 2009 -porque se pierden las gallegas y europeas o porque no logra afianzarse como alternativa a Zapatero- sólo hay una solución con nombre propio: Alberto Ruiz-Gallardón. La otra opción, la de Esperanza Aguirre, ha sufrido un importante bajón en los últimos tiempos: aunque sigue teniendo apoyo de “sus fieles”, cada vez se ve más severamente criticada y enjuiciada. Como ejemplo, se menciona el “caso Bombay”, de fuga de un problema que pudo haber afrontado y del que prefirió huir “por piernas... en calcetines”, o pisando sangre...

En efecto, si en un primer momento pudo ser, y lo fue, motivo de chanza y broma en algunas redacciones periodísticas, poco a poco, el viaje de Esperanza Aguirre a la India, y en particular, su precipitado regreso desde Bombay por causa de los atentados terroristas que se produjeron en su hotel de cinco estrellas, se ha convertido ya en ocasión para la crítica política más despiadada. Han participado en ella, en primer lugar, el eurodiputado Ignasi Guardans, de CiU, y a continuación José Blanco, del PSOE. Uno y otro han criticado con acidez el “sálvese quien pueda” que puso en marcha la Presidenta de Madrid cuando supo de los primeros disparos en su hotel. Y han hablado de que “la presidenta se marchó corriendo al aeropuerto sin importarle la gente”, en una actuación que no dudan en calificar de vergonzosa y cobarde..., dejando tras de sí a todos los invitados de su propia delegación de empresarios, algunos de los cuales se vieron obligados a permanecer dos días completos en su habitación y escondidos bajo la cama...

A favor de Esperanza Aguirre sólo se han mostrado ella misma y Javier Arenas. Los medios propicios a Aguirre han preferido no entrar a este trapo, posiblemente conscientes de que el episodio favorece bien poco la condición de entereza y valentía de “lideresa” de la presidenta...