La OTAN de Zapatero

11/10/2011 - 00:00 Esther Esteban

 


  Hoy, hace años, con motivo del desfile de la Fiesta Nacional vimos a Zapatero en estado puro. Permanecer sentado al paso de la bandera americana se entendió, en el país mas poderoso de la tierra, como un desprecio a sus valores patrios y supuso una larga temporada de relaciones gélidas, casi inexistentes, con el gobierno de Bush. Aquel gesto que no tuvo nada de improvisación era un mensaje claro al electorado de izquierdas y se completó después nada más llegar a la Moncloa con la retirada de nuestras tropas de Irak. Ese era el estilo Zapatero. Era su forma de ser y estar en política y, en aquellos tiempos todo era flores y alabanzas de los suyos.

  Ahora años después ¡cosas de la política¡ el mismo Zapatero, sin previo aviso, ha convertido nuestro país en punto estratégico del escudo antimisiles, dando un salto cuantitativo en nuestra posición en la OTAN y poniendo a Rubalcaba en una situación comprometida, si lo que pretende es hacer un guiño a la izquierda. A estas alturas de la película que el presidente del gobierno haga lo contrario de lo que predicaba no es una novedad y como hacer leña del árbol caído lleva a la melancolía es mejor dejarlo estar porque tirar de hemeroteca, sería demoledor. Yo siempre he sostenido que cuando uno pertenece a un club debe estar en el para las duras y las maduras y eso es, exactamente, lo que debe hacer ESPAÑA como miembro de la OTAN... A partir de ahora Rota albergara uno de los principales dispositivos estratégicos del nuevo escudo antimisiles propiciado por los Estados Unidos y por primera vez buques de la marina norteamericana tendrán puerto permanente en la bahía gaditana.

  España ganara peso en la Alianza y eso es bueno a nivel internacional, pero de puertas adentro las cosas se podrían haber planteado de otro modo. El presidente del Gobierno ante una decisión de estas características lo mínimo que podría haber hecho es informar al Congreso de los Diputados y someterla a consideración de las distintas fuerza parlamentarias en vez de hacerlo de tapadillo con nocturnidad y alevosía. Es una decisión estratégica y política de calado y no basta con que haya informado de la misma a Mariano Rajoy, por mucho que este pueda ser el nuevo inquilino de la Moncloa. No ha querido dar explicaciones porque es consciente de que eso pondría en apuros al candidato, aunque está claro que los intereses de ambos caminan en direcciones contrarias. Zapatero quiere preservar mínimamente su dignidad perdida y Rubalcaba deshacerse, como sea, de su legado que se ha convertido en una pesadísima losa para el 20-N. Se ha dicho hasta la saciedad que Zapatero es un presidente pacifista y de ahí el presupuesto menguante en política de Defensa que si ya era raquítico.