La pesadilla europea
10/11/2011 - 00:00
Qué quieren que les diga, pero ya no se sabe si reír o llorar. A efectos prácticos da igual, pero reconocerán que todas las noticias que nos llegan de Europa son lo más parecido a una pesadilla, a un laberinto sin salida. Papandreu se va y Berlusconi parece que está en ello y ambas son buenas noticias, pero a partir de ahí todo es un horror.
Hemos sabido que según la UE, España, este año 2011 no va a cumplir sus previsiones de déficit, que en este último trimestre nuestra ya débil economía se va a retraer y así seguirá en los primeros meses de 2012, aplazando para 2013 el inicio _se supone que muy leve_ de la creación de empleo.
Dice la UE que el Gobierno central está cumpliendo, pero que los desajustes vienen de "los gobiernos regionales" y de la desviación de la Seguridad Social. Naturalmente, piden más medidas y aunque nuestros candidatos, con más o menos brillantez, han establecido en sus respectivos programas diversas iniciativas, una tiene la impresión de que nada es bastante, de que estamos abocados a un permanente volver a empezar.
El partido que gane las elecciones _hay que ser rigurosos con las formas_ tiene ante sí un panorama que es para echarse a temblar. Entrará de lleno a tener que gestionar un endiablado bucle que no es seguro se vaya a desenredar por buenas y acertadas que sean las medidas que se adopten.
En los debates que estamos viendo se exponen ideas y planes y naturalmente se trata de desgastar al adversario. Todo esto pasará en cuestión de una semana que ¡ojalá! pase pitando, porque la realidad que tenemos encima y el futuro que se nos augura escapa a las pancartas, mítines y encuestas. Las urnas y solo las urnas tienen la última palabra y sean cuales sean los resultados o se acude a medidas compartidas o no habrá nada que hacer. Hay quienes ya piden algo parecido a un gobierno de concentración.
Quizás no haga falta tanto, pero sí parece imprescindible acudir a un gran acuerdo nacional porque lo que está en juego supera con creces a cualquier partido político.
Si a lo largo de esta legislatura, salvo en sus momentos finales, el presidente del Gobierno _que todavía lo es_ ha buscado más el acuerdo con los nacionalistas que con el PP, lo cual es un error de bulto como se ha visto en los momentos críticos como el de la reforma express de la Constitución, hay que pensar en exigir al futuro presidente del Gobierno que se deje la piel en la búsqueda de ese acuerdo para evitar los errores del pasado bien reciente.