La razón democrática

04/11/2013 - 00:00 Jesús Fernández

 
   
  En política no sirve sólo con informar a los ciudadanos sino que también hay que explicar las razones y los motivos por los que se toman ciertas decisiones. La izquierda marxista ha preferido la cultura del manifiesto (Marx y Engels, Londres, febrero de 1848) o de la manifestación. Eso no es ni siquiera información sino expresión de oposición y desacuerdo cayendo en la demagogia, en la agitación y el impresionismo de masas. Las manifestaciones no informan de nada. A veces sólo pretenden anteponer el valor de la realidad a las leyes presionando sobre ellas.. El orden natural y político defiende todo lo contrario, primero son los valores, luego las leyes y finalmente la realidad de la convivencia regulada. Necesitamos una explicación democrática que venga de la razón y no de otros sentimientos. Lamentamos muchas veces que no exista una pedagogía aplicada a la convivencia social. Aquí hablamos de razones que configuran la explicación democrática. Nuestra identidad viene de la Constitución que hunde sus raíces en la suprema dignidad del ser humano encarnada en su condición racional y en su libertad personal. En una profunda renovación de nuestro sistema político. Las razones de dicha identidad democrática hay que buscarlas en algunos aspectos importantes. En primer lugar, un deseo de unidad y personalidad comunitaria. Una aspiración común de vivir los mismos ideales e intereses y poner, al servicio de todos, bienes, talentos, ideas, cualidades y esfuerzos.
 
  Las diferencias de ideas y opiniones deben ser solamente de matices que no deben conducir al enfrentamiento. La experiencia de la libertad personal no tiene que apartarnos sino comunicarnos con los demás. Lo más común es la libertad individual. El lugar común de la libertad personal es la comunidad y disponibilidad social. Mayorías, concordancia y consenso. Hay que conjugar todas estas dimensiones de la democracia. La democracia de las mayorías indica que la política cambia de signo y de orientación cuando cambia la mayoría parlamentaria, practicando como alternativa una política contraria. La democracia de la concordancia significa que todos los grupos toman parte en las decisiones o asuntos más importantes que son, prácticamente, el resultado del acuerdo mayoritario y no de mayoría aislada.
 
   El proceso de concertación ha llevado tiempo pero se consigue una estabilidad en los temas más importantes de la vida nacional. Finalmente, la democracia de consenso lleva consigo la participación de distintos grupos en la formación del ejecutivo apoyados en una afinidad de ideas o programas. Actualmente, muchos Estados llevan la democracia sólo en el nombre pero las estructuras de poder no son tales. La democracia no tiene que ser una denominación de sistema sino una implicación de la sociedad y una realización en ella. No bastan los enunciados, los principios, la manifestación de intenciones sino la experiencia diaria en el ejercicio del poder y de la oposición. La democracia no nace de una orden, ni de un manifiesto sino de una profunda creencia y transformación organizativa de la sociedad. Hay que llegar a un concepto comprensivo de la democracia en el que convivan libertad, seguridad, igualdad, justicia y un Estado fuerte al servicio de la protección de los derechos fundamentales aplicables a todos. A esto llamamos razón o explicación democrática hoy. ?