La recuperación de las salinas
01/10/2010 - 09:45
Editorial
La sal, tan común en nuestras casas, era un bien escaso y muy apreciado desde la prehistoria. Además de como condimento, su principal empleo era para la conservación de alimentos mediante la salazón. Según José Luis García de Paz, algunas salinas de Guadalajara ya fueron explotadas por celtíberos y romanos.
No hay que olvidar que el monopolio de la sal fue una fuente de poder político y de beneficio económico para los monarcas medievales, que concedieron privilegios salinos a nobles y obispos, y todos ellos, a algunos monasterios. Ahora, lejos de aquellos tiempos, las salinas de Guadalajara han ido, tras décadas de olvido, perdiendo el significado que un día tuvieron. Sin embargo, no todo está perdido. Recientemente la Diputación ha presentado un mapa hidrológico en el que se recogen las ocho salinas más importantes aunque sólo representan una pequeña parte de los cerca de 30 existentes en la vasta provincia alcarreña. Hace millones de años, toda esta zona de la provincia y la mitad oriental de la península era un mar, pero con el paso del tiempo se ha evaporado y ha quedado la sal. Desde la Asociación de Amigos de las Salinas trabaja desde hace ocho años para poner en valor estos recursos. Su objetivo es que este patrimonio esté vivo y que la gente se interese por conocer estos lugares. Pero más allá del interés turístico que estos recursos puedan suponer, surge su recuperación como centros de producción, y que por lo tanto volverían a dinamizar el empleo en esas zonas. Es el caso de las salinas de San Juan, en Saelices de la Sal, están inmersas desde 2003 en un complejo proceso de rehabilitación que concluirá con su puesta en marcha, después de que a principios de los 70 dejaran de funcionar, y la habilitación de un Centro de Interpretación en las instalaciones de un antiguo almacén, proyecto aún en el cajón. Se trata de conseguir los dos objetivos: dinamizar el turismo de la zona y crear un centro productivo. Sin duda, una iniciativa única.