La renuncia de Zapatero
21/03/2011 - 00:00
En política nunca se puede decir de éste agua no beberé porque la Historia se complace en la ironía. Zapatero inició su ascenso en la política con el "No" a la guerra de Irak y ahora, en el punto más bajo de popularidad y expectativas de liderazgo, le hemos visto apoyar con entusiasmo la intervención militar en Libia.
Aznar se equivocó al chupar tanta cámara en las Azores -aquella era una guerra de Bush y de Blair-, pero ahora es Zapatero quien no ha podido resistir la atracción fatal de Sarkozy y le hemos visto en París dando un estadillo de barcos y aviones españoles movilizados para bombardear a Gadafi. Ya digo, la política es cruel porque quien quiso epatar al personal con aquella ocurrencia de la "alianza de civilizaciones", ahora resulta que sale en los telediarios hablando de cazabombarderos y fragatas. No digo con ésto que España no deba estar dónde está: con los Aliados, imponiendo al dictador libio las restricciones al uso de la fuerza establecidas por la resolución de las Naciones Unidas. Lo que subrayo son las contradicciones en las que se encuentra atrapado un personaje como Rodríguez Zapatero a quien siete años en el poder han convertido en un político desconocido para sus votantes. Lo dicen todas las encuestas.
Tan alejado está de sus posiciones políticas iniciales que se ha convertido en un lastre electoral para su partido. Que al margen de Trinidad Jiménez, Pepe Blanco y Leire Pajín -criaturas políticas que se lo deben todo Zapatero - en el PSOE no se hayan escuchado otras voces pidiéndole que vuelva a ser el candidato en las próximas elecciones, es más que significativo. Tanto como para despejar cualquier duda acerca de lo pertinente de su renuncia a encabezar las listas del partido
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