La solución Bildu
23/08/2011 - 00:00
Lejos todavía de cumplirse los cien días de la toma de posesión de los nuevos alcaldes y de los órganos de gobierno locales, en muchos lugares del País Vasco, las cosas van, como era de esperar, a peor. 'La solución Bildu', que algunos patrocinaron, defendieron o toleraron y que, según ellos, iba a suponer la regeneración democrática de la izquierda abertzale y el aislamiento y derrota definitivos de ETA, sólo ha servido, especialmente en Guipúzcoa y San Sebastián para que se haya paralizado la gestión de proyectos, no haya actuaciones de cara a la ciudadanía y todo el protagonismo lo hayan recuperado los más cercanos a ETA, entre ellos las familias de los presos, hasta el punto de que algunos de los que no impidieron su llegada al poder, empiecen ya a decir que hay que hacer algo para evitar esta 'deriva'.
El presidente del Senado, Javier Rojo, no ha sido el primero pero sí el más duro en condenar la actitud de Bildu y de un iluminado como Martín Garitano, que rinde homenaje a los asesinos y desprecia a las víctimas, y en sugerir su salida de las instituciones mediante un voto de censura. El lehendakari Patxi López, en uno de los más bajos momentos de popularidad, y con escasísimas posibilidades de repetir victoria, a pesar de que ha introducido sensatez y moderación en el gobierno de esta autonomía, dice que "hay que construir Euskadi sobre la memoria de las víctimas", pero no puede ignorar que eso ni era ni va a ser posible con Bildu en las instituciones. El PP sigue en sus posiciones de siempre, en soledad, a pesar de estar sosteniendo a López. Y el PNV espera. Sabe que en las próximas elecciones tiene una oportunidad inmejorable de recuperar el poder y ya ha propuesto como objetivo conseguir "un nuevo estatus" para Euskadi. Está claro por dónde va. Hasta Nafarroa Bai se está rompiendo por las diferencias ¿irreconciliables? de los partidarios de ir con Bildu a las elecciones y los contrarios.
El problema es, si tras la aventura de Bildu, la posible legalización por el Tribunal Constitucional de Sortu y el poder del que disponen hoy los filoetarras en los ayuntamientos, en esas autonómicas, con la caída previsible del PSOE, el PNV será la primera... o la segunda fuerza política del País Vasco. Y qué pasará en Navarra. Si Bildu fuera la primera, el escenario puede ser realmente peligroso para la estabilidad social del País Vasco y de España. Si el PNV necesita a Bildu para gobernar, tampoco tendremos mimbres para un musical sino para un drama. Y si, poco antes, el PP llega al Gobierno de la nación, ¿cuál será el escenario que nos espera, cómo actuarán ETA y sus adláteres en este órdago que están echando al sistema democrático, y qué papel jugarán el PSOE nacional y el PSOE vasco? Algo importante se mueve en el País Vasco mientras los políticos nacionales achican los agujeros de la crisis.