La táctica del avestruz

15/11/2013 - 00:00 José Serrano Belinchón

 
   
  La norma que con alcance universal salgan a la luz cada año los resultados, por ciudades y países, de las visitas realizadas a los principales museos de todo el mundo. El correspondiente recuento lo publica The Global Attractions Attendance Report, de donde he tomado los datos que aquí se manejan. Hablamos de una fuente de ingresos nada despreciable que la ciudad de Nueva York considera como su cuarto empleador, mientras que ciudades como París y Londres la tienen por fundamental para su economía. El reclamo turístico que ejercen los museos en cualquier ciudad es de una importancia capital no sólo por su repercusión sobre el propio museo, sino también sobre la economía en general de la ciudad como consecuencia. Sobre la asistencia de público a los principales museos del planeta, se han publicado en su día los resultados del ranking correspondiente al año 2013, en donde los nuestros no aparecen en lugar destacado. En una primera relación, en la que se incluyen veinte nombres de otros tantos museos del mundo, no figura ni un solo museo español, llevándose la mejor parte las pinacotecas británicas, de las que figuran seis; otras seis de Estados Unidos, tres de Francia, dos de China, una de Taiwuán y otra de Corea del Sur.
 
  Los Museos Vaticanos ocupan el octavo lugar, estando en cabeza el Louvre de París con cerca de 10 millones de visitantes. La entrada en ambos es de pago. En una segunda lista, también de veinte plazas como la anterior, pero en la que sólo entran museos europeos, aparece en primer lugar naturalmente el Louvre parisino, y en los puestos 12 y 14 encontramos dos museos españoles: el Nacional del Prado de Madrid y el Reina Sofía también de la capital de España, con algo menos de 3 millones de visitantes el primero y algo más de 2,5 millones el segundo. Ni qué decir que la publicación en la que se figuran estos datos me ha sorprendido, no favorablemente. Tenemos en la del Prado una de las mejores, si no la mejor y más completa de las pinacotecas del mundo, en cambio no entra en el ranking mundial en uno de los veinte primeros puestos según su número de visitatantes, y en un lugar más que discreto dentro de la clasificación continental.
 
   Pienso que algo pasa, que algo extraño debe de ocurrir para que tratándose de una de nuestras mejores ofertas de cara al turismo, ocupemos puestos residuales dentro del ámbito artístico-cultural del mundo civilizado. No quiero pensar que la causa sea por simple andar al unísono con otras clasificaciones, como la que cada año nos saca los colores en materia de Educación (Informe PISA), o en la que periódicamente sale a la luz, según la aceptación por usuarios de todo el mundo de los mejores hoteles de la tierra, donde también ocupamos lugares de cola, como no hace mucho comentamos. Una cosa es lo que nos parece ser, otra lo que somos, y otra lo que deberíamos ser. Una realidad de la que estamos obligados a salir y es muy poco lo que hacemos por conseguirlo. De nada sirve la táctica del avestruz, la de esconder la cabeza para no verlo.