La tijera de Cospedal
01/09/2011 - 00:00
La presidenta de Castilla-La Mancha tiene un plan para salir de ésta: meter la tijera haciendo malabarismos para que los más débiles no sean los grandes perjudicados, como pasa siempre. Su receta para que la comunidad con mayor déficit de España levante la cabeza se ha vendido como la fórmula mágica, el elixir para despejar el futuro y el tubo de ensayo donde Rajoy demostrará que este enfermo tiene cura. Al planteamiento no le falta ambición, es exigente y propio de una economía de guerra, que es lo que los tiempos mandan. Recortar un 20 por ciento del presupuesto supone volver a las cifras del 2005 y ese retroceso de seis años se daría por bien empleado si así consigue enderezarse una herencia ruinosa que, según dicen, no había por dónde coger.
Todos los periódicos nacionales han llevado a su portada la noticia, en general bien recibida, y también todos han puesto el acento en señalar que el gran reto está en garantizar los mismos servicios, adelgazando un 20 por ciento del gasto público y también está en cómo meter tal tijera con un coste cero para los ciudadanos y sin subir ni un euro los impuestos.
¡A grandes males grandes remedios! ha debido pensar Cospedal que, de manera inteligente, ha preferido iniciar su mandato enviando a los ciudadanos el nítido mensaje de que se acabó la fiesta, que después del atracón, del desmadre, del gasto desaforado de los nuevos ricos, estamos en plena resaca y no nos queda otra que apretarnos fuerte el cinturón, sino queremos que el invento autonómico se vaya al garete.
Ha hecho bien la presidenta en salir a dar la cara y con la lección bien aprendida, porque es muy difícil ser profeta en esta tierra -la mía- de castellanos recios, donde somos muy poco amigos de las alharacas, de pasar la mano por el lomo o del halago fácil.
Ha hecho bien porque mientras ella estaba en Marbella -recargando las pilas para el otoño caliente- ya había empezado su despelleje, se habían empezado a oír voces inquietantes sobre su dejación de funciones y los autónomos o las pymes estaban ya en pie de guerra porque no se pagaba ni un euro a los proveedores, que están caninos. Tal vez por eso su anuncio de que este mismo trimestre se empezará a pagar ha venido como agua de mayo.
El plan de Garantía de los Servicios Sociales básicos de Castilla-La Mancha es ambicioso pero, si salen las cuentas que se han presentado, perfectamente factible. Que además del ya anunciado recorte de altos cargos y asesores se supriman organismos de representación como la oficina de Bruselas, se vendan coches e inmuebles o participaciones en empresas privadas es una acción ejemplarizante que además de suponer un fuerte ahorro se entiende muy bien por los ciudadanos.
Personalmente me parece estupendo que se haya metido la tijera en los llamados liberados sindicales, que se han terminado por convertir en una rémora para los propios trabajadores y una vergüenza en un país con cuatro millones y pico de parados. Los sindicatos pueden decir lo que quieran y poner el grito en el cielo, pero resulta intolerable y muy difícil de explicar sin sonrojarse, que en la actualidad hubiera nada menos que 785 de los llamados "liberados institucionales", que no son representantes directos de los trabajadores sino una ampliación de este personal que los sindicatos han conseguido a lo largo de años durante sus negociaciones con la Junta. Al final, se quedaran en 284, número más que suficiente para una administración de este tamaño.
En general, la dieta Cospedal parece que puede ser efectiva, pero sólo si su cumplimento es estricto se verán los resultados. ¡Van a ser al menos dos años muy duros!, ha reconocido la presidenta al presentar su plan de choque, pero este esfuerzo se dará por bueno si, al final, mi tierra deja de ser portada de los periódicos por tener el mayor déficit de España y lo empieza a ser porque es la primera en ver los efectos de la recuperación. ¡Ojalá que así sea!.