Las apariciones
08/01/2011 - 13:49
Nuestro panorama político y económico es como una película de bajo presupuesto. Esas películas en las que las escenas, los diálogos y los protagonistas se repiten a si mismos permitiéndose pequeños cambios de ambientación, pero nada más. Es una película de bajo presupuesto cuyo argumento no es otro que el de las constantes apariciones. Quienes las sufren -que en este caso somos todos- dudan de si se trata de un sueño o de una realidad que se le escapa de las manos. No se sabe bien el límite entre la realidad y la ensoñación o la pesadilla, según se mire.
En España vamos de aparición en aparición. Ahora, y con los periódicos en las manos, la aparición de un incremento de nuestro riesgo económico y financiero vuelve a aparecerse una vez que, según los expertos, nuestro vecino luso está al borde del rescate. Ya se sabe. Cada vez que se rescata a alguien, en lugar de proporcionar serenidad viene eso que se llama "contagio". No es la primera vez que estamos a punto del mismo pero la "aparición" del posible -que no probable- rescate de España vuelve a pasearse entre nosotros y la cosa comienza a dar un poco de miedo.
Hay otras "apariciones" más livianas como es la relativa al futuro de Zapatero. Felipe González ha dicho que el Presidente sólo es libre para decir que se va, pero no para quedarse porque su eventual candidatura depende de los órganos del partido. Y los órganos del Partido; es decir Blanco, Valenciano y barones diversos ya no saben qué hacer para escapar a esta "aparición" que en el fondo les tiene paralizados, como amordazados por los tentáculos de un pulpo. Y no es para menos porque, a estas alturas, la única decisión importante que le queda por tomar a Rodríguez Zapatero es si va de candidato o no. Si decide ir no tendrá el menor problema. Esos órganos a los que se refiere Felipe González no están para bromas ni para más "apariciones" que las justas. Saben que a lo más que pueden aspirar es a minimizar daños "y no estamos para experimentos".
Zapatero, con su silencio, no podrá conjurar la "aparición" sobre su continuidad o no. Pero no lo va a romper. Alguien que le conoce bien asegura que "Aznar al lado de Zapatero es piedra pómez. Este es de granito". Y el granito aguanta lo que le echen aunque como todo material perecedero sea sensible a las agresiones externas. Y Zapatero lo es. Es sensible a las encuestas y a los problemas, pero no a los nervios ajenos, de manera que Blanco, Valenciano y barones por doquier si es que están nerviosos pueden ir tomando tila y torear con calma la "aparición" del debate sucesorio porque Zapatero, cuando se mira al espejo se atisba alguna cana pero no se siente viejo, no toma Lexatin y se reconcilia con su suerte cuando se dice a si mismo: "Te está tocando vivir una situación que en la historia de un país se produce cada cincuenta o sesenta años". Palabras textuales.
Pero el campo de las "apariciones" se ha ampliado y en el mismo ha entrado en tromba Alvarez Cascos. Fogoso, locuaz e intempestivo. Justo lo contrario a quien hoy aparece como su adversario principal: Mariano Rajoy. Este, como Zapatero se pasea en su propio silencio. Al líder del PP, hasta el momento, le ha dado buen resultado poner orden sin romper la vajilla y en Génova están convencidos de que en el caso que nos ocupa; es decir, la "aparición" de Cascos, va a quedar en eso, en una "aparición" de escasas consecuencias.
La película de bajo presupuestos, que podríamos titular "Las Apariciones", no ha acabado. Hay más apariciones, pero apuremos el fin de semana que el país está de rebajas.