Las elecciones británicas nos rozan
01/10/2010 - 09:45
El comentario
José Cavero Periodista
Probablemente pocas veces han tenido unas elecciones británicas la importancia y trascendencia para los españoles que tienen las de este jueves. Probablemente porque, en alguna medida, lo que suceda en Gran Bretaña a algunos parecerá que pudiera ser un ensayo con todo de lo que pudiera acontecer, a su vez, en España dentro de un par de años, o antes, si se confirmara la voluntad de algunos de recurrir a una anticipación electoral.
¿Qué ha sucedido en Gran Bretaña, y que se juega en estas elecciones? Ha sucedido que el Gobierno de Gordon Brown, laborista, ha llegado severamente desgastado por causa de la crisis, aunque en los últimos meses haya remontado tras las críticas y el desgaste padecidos en los dos últimos años. En eso, son vidas paralelas con las de Rodríguez Zapatero: los dos han acometido políticas progresistas, de mucha inversión pública, y han sufrido los ataques permanentes de unos conservadores que se han mojado poco en la solución de los problemas nacionales. Pero Cameron lleva ya muchos años aspirando al poder, y en esta ocasión parecía tenerlo ya a su alcance...
Cuando, he aquí, que ha surgido un tercer hombre, Nick Clegg, con quien apenas se contaba, pero que por la fortuna de la televisión y los debates electorales, ha llegado a tener muy parecida apreciación en las encuestas electorales que sus dos rivales, Brown y Cameron, hasta el punto de que en los últimos días no está tan clara la derrota segura del primero, ni la victoria del segundo y todos parecen partir de un punto cero que resolverán finalmente los electores británicos y la confianza que cada uno de los candidatos les merecerán. Pero todo está tan abierto que pudiera suceder cualquier cosa: que repita victoria el hasta hace poco derrotado Brown, que vuelva a verse derrotado el hasta hace poco triunfador seguro Cameron y hasta que pudiera confirmarse la gran esperanza del novato Clegg, la gran sorpresa de esta campaña, y el europeísta que vino a romper la quietud entre los valores y tradiciones de siempre, laboristas y conservadores.
Clegg, partidario de que Gran Bretaña entre en el euro, de que Gran Bretaña se implique más en la dirección de Europa, es un liberal al modo americano, es decir, un socialdemócrata, y, por ello, pudiera tener un cierto encaje y colaboración o alianza con los laboristas, y ésa es otra peculiaridad que determinarán los electores en estas elecciones decisivas del jueves, que se supone que cierran un severísimo tiempo de crisis económica. Recuérdese que, pese a sus intemperancias, desplantes y errores descomunales, el aún primer ministro británico goza de un notable prestigio nacional e internacional, aunque heredará algunos errores de su antecesor Blair, como la implicación en Irak. Pero, en cambio, tuvo un importante protagonismo en las horas inmediatas al estallido de la crisis de las hipotecas basura y fue de los primeros en aportar soluciones al problema de la economía mundial.
Ahora, tras superar la tragedia griega y sus efectos en otras economías europeas y tras el encuentro de Zapatero y Rajoy en momento crítico, es seguro que prestaremos mayor atención a lo que sucederá en las Islas Británicas, en este jueves de urnas.
Cuando, he aquí, que ha surgido un tercer hombre, Nick Clegg, con quien apenas se contaba, pero que por la fortuna de la televisión y los debates electorales, ha llegado a tener muy parecida apreciación en las encuestas electorales que sus dos rivales, Brown y Cameron, hasta el punto de que en los últimos días no está tan clara la derrota segura del primero, ni la victoria del segundo y todos parecen partir de un punto cero que resolverán finalmente los electores británicos y la confianza que cada uno de los candidatos les merecerán. Pero todo está tan abierto que pudiera suceder cualquier cosa: que repita victoria el hasta hace poco derrotado Brown, que vuelva a verse derrotado el hasta hace poco triunfador seguro Cameron y hasta que pudiera confirmarse la gran esperanza del novato Clegg, la gran sorpresa de esta campaña, y el europeísta que vino a romper la quietud entre los valores y tradiciones de siempre, laboristas y conservadores.
Clegg, partidario de que Gran Bretaña entre en el euro, de que Gran Bretaña se implique más en la dirección de Europa, es un liberal al modo americano, es decir, un socialdemócrata, y, por ello, pudiera tener un cierto encaje y colaboración o alianza con los laboristas, y ésa es otra peculiaridad que determinarán los electores en estas elecciones decisivas del jueves, que se supone que cierran un severísimo tiempo de crisis económica. Recuérdese que, pese a sus intemperancias, desplantes y errores descomunales, el aún primer ministro británico goza de un notable prestigio nacional e internacional, aunque heredará algunos errores de su antecesor Blair, como la implicación en Irak. Pero, en cambio, tuvo un importante protagonismo en las horas inmediatas al estallido de la crisis de las hipotecas basura y fue de los primeros en aportar soluciones al problema de la economía mundial.
Ahora, tras superar la tragedia griega y sus efectos en otras economías europeas y tras el encuentro de Zapatero y Rajoy en momento crítico, es seguro que prestaremos mayor atención a lo que sucederá en las Islas Británicas, en este jueves de urnas.