Las interprofesionales agrarias, o tener lío en Alcalá
24/04/2012 - 00:00
La frase o dicho popular: " El que tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene na". Fue citada por Carlos Arniches, genial autor con gran ironía y humor, en una de sus obras. No soy hombre de letras, pero me he informado de que el dicho procede de bastante antes (siglo XV o XVI) y que se quiere referir a que, cuando se tienen bienes o familia lejanos, si no se puede disponer de ellos cuando hacen falta, es como no tener nada.
Arniches usa la figura de un tío imaginario de Alcalá, en la necesidad que tenia, una joven de su época al vivir sola, de protegerse de abusadores y atrevidos y de cómo esta colgó en la percha de la entrada de su casa un sombrero y un garrote, para aparentar así, que en la vivienda existía la presencia de un tío protector que podía defenderla llegado el caso.
Las interprofesionales en el sector agrario, lamentablemente, se han convertido en el sombrero de la percha del tío de Alcalá, que si nos vemos necesitados de verdad, no tenemos na. Sin embargo eran instituciones en las que teníamos puestas muchas esperanzas, habida cuenta de que en otros países funcionan e incluso algunas, aunque es verdad que más bien más bien en el pasado, han cumplido también su función en el nuestro país.
Para los ajenos a este sector, hay que decir que en ellas participan los representantes de la producción (al menos eso dicen ellos), la transformación y la comercialización de un sector o producto incluido dentro del sistema agroalimentario.
Para que se crearon las interprofesionales
Sus objetivos, sobre el papel, son muy loables y el Ministerio de Agricultura los describe en este orden: Mejorar la calidad de los productos. Realizar o promover investigación. Promocionar los productos. Mejorar la información a los consumidores. Desarrollar acciones de mejora medioambiental. Actuaciones que permitan la adaptación de la oferta a la demanda. Elaboración de contratos tipo compatibles con la normativa comunitaria.
Pero del dicho al hecho
. La realidad es que con el comportamiento los que dominan la cadena alimentaria y de la Comisión Nacional de la Competencia, algunas de estas interprofesionales se están convirtiendo en instituciones de adorno.
Quizá la razón fundamental es que para conseguir uno los objetivos citados de Actuaciones que permitan la adaptación de la oferta a la demanda no se permite actuar en España como en Francia.
Pero hay otras razones, en la mayor parte de los casos sigue sin existir transparencia en el mercado alimentario, se investiga poco, no se adapta la oferta y la demanda etc etc , en definitiva no se cumplen los objetivos para las que fueron creadas, algunas han demostrado también su falta de agilidad y eficacia, en lo cotidiano y sencillo, lo que no es óbice para que se conviertan sean ya algo caro de mantener.
El futuro de las interprofesionales, si no se cambia la manera de proceder, es muy dudoso, me refiero a un futuro en el que realicen actuaciones relevantes en beneficio de sus representados.
En realidad las interprofesionales se están convirtiendo en una mala copia de las francesas importando sus errores y costes y casi ninguna de sus ventajas. Hay algunas excepciones pero pocas.
Desde la Unión de Uniones hemos solicitado en el pasado, con la mejor de las intenciones, participar en algunas de estas interprofesionales, queríamos echar una mano para ver si contribuíamos, entre todos, a mejorarlas; pero ni a eso se han prestado y a estas alturas tenemos dudas de participar en algunas de ellas y si lo hiciéramos será pensando en influir en que no se tomen acuerdos perjudiciales e inútiles y en que no impongan gravámenes injustificados al sector
. Es más, a día de hoy, si para formar parte de algunas de ellas tuviésemos que aceptar que sigan haciendo lo que hacen, sinceramente preferiremos no estar.
La cuestión es que hay instituciones e inventos poco útiles o directamente inútiles pero cuando son gratis, allá pena, suelen desaparecer por si solos si nadie los mantiene.
Sin embargo, si se cobran cuotas obligatorias a los productores, y se imponen normas, ambas cosas con respaldo normativo legal, la cosa cambia. No nos gustaría que estas instituciones, se convirtiesen en otro nuevo chiringuito, o sea en un muerto más para el sector, en el que para administrarlo, se colocan cuatro vivos que se ponen unos buenos sueldos mientras que los resultados para el sector, no se ven por ninguna parte. Si va a ser así, mejor que no existan.
Por sus frutos las desconoceréis
En esto de las interprofesionales como en el de las organizaciones agrarias y cooperativas o en otro ámbito, los partidos políticos, sindicatos, asociaciones etc, el grado de utilidad y eficacia que podamos tener tienen que valorarlo y sopesarlo fundamentalmente los afiliados. El hecho es que uno se apunta voluntaria y libremente a una cosa y la mantiene en la medida de lo útil que le resulta, o de si satisface las expectativas que ha puesto en ella.
Otra cosa son las instituciones que se mantienen también o fundamentalmente con dinero de todos, en ese caso, el grado de justificación de su actividad debe hacerse ante el pagano en función del apoyo económico y o moral que se recibe y de quien lo aporta.
Personalmente estoy convencido de que podían haber sido útiles, porque he participado activamente en el pasado en la de la remolacha-azúcar y a través de ella obtuvimos buenos resultados para los agricultores, pero con el planteamiento actual van camino de convertirse en infraestructuras paniaguadas, útiles para justificar una falsa interlocución de los gobiernos y de la industria con el sector productor y en algunos casos hasta un verdadero obstáculo, porque al existir, impiden o retrasan la constitución de otros instrumentos que de verdad puedan funcionar.
No quiero hacer generalizaciones globales respecto de que todas las interprofesionales, adolecen de los defectos aquí descritos porque excepciones, las hay.
En esto de campo, como en todo, la utilidad de las instituciones se conoce por los frutos que dan, o por los que no dan, por eso a algunas no se las conoce, por que no han hecho nada desde su constitución. Para salir de dudas sólo hay que preguntar a los agricultores y ganaderos de las producciones correspondientes, yo lo he hecho y las respuestas, son contundentes y lo aclaran todo.
La Injustificable ausencia de los consumidores.
Me parece también que una sociedad que quiere ser madura y desarrollada los consumidores y sus asociaciones tienen, o tenemos, el derecho a estar de primera mano en todas las instituciones que reciban algún apoyo publico y donde se toman decisiones que nos afectan, tanto si es al bolsillo como si se toman acuerdos tan importantes como los relativos a la alimentación, pues con más motivo.
En el sector agrario y ganadero no tenemos nada que perder con ello, sino todo lo contrario.
Hay que avanzar, dar pasos hacia la mayoría de edad real del sector y creo que nuestros aliados naturales deben ser los consumidores. La pena es que con los consumidores en este país se practica lo que dice mi amigo Jesús de Ávila, que es hombre de campo y también de letras, que me recuerda siempre la frase del despotismo ilustrado en Francia de de todo para el pueblo pero sin el pueblo.
En cuanto a lo de las interprofesionales, ya les digo, o las cambiamos, o como el que tiene un tío en Alcalá ni tiene tío ni tiene ná.