Las medallas de Franco
01/10/2010 - 09:45
Editorial
No es un tema baladí, aunque en la situación económica que atraviesa el país, puede resultar hasta frívolo. Ayer el Ayuntamiento capitalino aprobaba la retirada a Francisco Franco de la Medalla de Oro de la ciudad. Izquierda Unida presentaba una moción en la que pedía la retirada de un honor que la ciudad entregó al dictador en El Pardo en 1970 a través del entonces alcalde, Antonio Lozano Viñes.
Guadalajara no es la primera localidad española que le retira el galardón al Generalísimo (ya lo han hecho otras como Durango, el Puerto de Santa María, Castellón, San Juan de Alicante, etc), ni siquiera es la primera institución provincial que abre el camino (ya lo hizo la Diputación, el pasado 23 de abril, también a instancias de una propuesta de IU). Se revocan, de este modo, los dos acuerdos adoptados por la Institución provincial (1 de abril de 1961) y el Consistorio capitalino (30 de octubre de 1959) y Franco se queda sin medallas en la provincia. Todo, gracias al paraguas legal que supone el artículo 15 de la Ley 52/2007 de 27 de diciembre de Memoria Histórica que establece la posibilidad de que las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, puedan tomar las medidas oportunas para la retirada de menciones conmemorativas de exaltación de la sublevación militar de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura. Se pretende reparar política y moralmente, los sufrimientos de los ciudadanos asesinados y encarcelados en Guadalajara por haber defendido el régimen democrático de la República considerando que el máximo responsable de los mismos no era merecedor de la distinción de mayor prestigio. Sin entrar en consideraciones sobre la conveniencia, o no , de remover cenizas que quedaron enterradas hace medio siglo, lo que habría que preguntarse es si la clase política alcarreña no tiene mejores asuntos en los que emplear sus esfuerzos.