Las palabras del ‘hermano Bono’

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
PUNTO DE VISTA
Fermin Bocos, PERIODISTA
“Bono es verso y prosa suelta a la vez, y, al hablar de los suyos como lo ha hecho enlaza con lo mejor de la tradición política nacional.”
Al presidente del Congreso se le entiende todo. Habla como la gente del pueblo: a los amigos les llama amigos y a ciertos compañeros de partido les cita por sus obras. Y eso, escuece. Molesta a los habitantes de la moqueta oficial; sobre todo a los últimos llegados al poder; tan dispuestos como están a combatir fieramente a la madre Maravillas. Combatir contra los fantasmas del pasado, no contra el paro, las hipotecas dictadas por la usura de algunos bancos, el cierre de empresas o el resto de secuelas de la crisis económica que hace tres meses todavía negaban. Contra eso no.

Lo prudente -para no apartarse del discurso zapaterista triunfal- consiste en apuntarse a las historias políticas “alternativas”; apuntarse a la realidad fantástica que nos proponen algunos telediarios.

Pero Bono es diferente. Bono es verso y prosa suelta a la vez, y, al hablar de los suyos como lo ha hecho enlaza con lo mejor de la tradición política nacional. Ha dicho lo que antes que él bramó aquél presidente de la Primera República que harto de los suyos, dio un puñetazo encima de mesa y tras decir: “¡Estoy hasta los cojones de los nuestros¡- se fue a Paris. Tardó en volver. Como digo, el catálogo de sarcasmos o hartazgos de los políticos respecto de los colegas de su propio partido es grueso.

De Pío Cabanillas, el ministro que consiguió que media España creyera que Arias Navarro era aperturista, se recordará siempre aquel grito suyo de “¡Al suelo que vienen los nuestros¡”. Y de otro clásico -Romanones- se recuerda aquello del “¡Joder que tropa¡” dictado también por la proximidad de los suyos. En fin, aunque las palabras de Bono son palabras robadas -por cierto, en novedosa piratería periodística que delata mala cuna y peor escuela-, lo que refleja el grueso decir del presidente del Congreso es el retrato fiel de la vida en el interior de los partidos políticos. Puro darwinismo. ¡Qué el Señor nos coja confesados!.