Las pensiones
17/12/2010 - 00:00
La reunión del Pacto Toledo concluyó que no había acuerdo en torno a la edad de jubilación. Para CC.OO sería una auténtica barbaridad que se estableciera en los 67 años; el ministro de Trabajo se compromete al máximo consenso y ayer mismo, el Presidente del Gobierno fue contundente: el Gobierno opta por los 67 años. Lo dijo en Bruselas, en donde el ambiente no está para frases dubitativas, sino para mensajes claros y contundentes. El Presidente, consciente de ello, no dejó lugar a dudas.
Es seguro que la edad final será la de 67 años, pero en las proximidades del Gobierno ya se apunta que no será una medida que se vaya a establecer "de manera traumática" y, ni mucho menos, de manera generalizada. El Gobierno sabe que tiene poco margen, pero ese margen lo va a aprovechar para tratar de conciliar esa contundencia que exige Bruselas y es posible que la realidad misma y aquellos sectores, de manera especial los sindicatos, para que esa flexibilidad que se anuncie pueda conjurar las críticas y desafectos exacerbados.
Las prisas condicionan la acción del Gobierno. Cogida a tiempo la crisis, es seguro que hubiera dado tiempo a una mayor reflexión, a un estudio más detenido de gastos que se hubieran podido suprimir y desde luego a estudiar la necesaria austeridad del conjunto de las administraciones, cuyas deudas _ayer las conocimos_ crecen de manera galopante. Pero el tiempo, los plazos y las desconfianzas exigen medidas que cuesta digerir. Cuesta digerir el cambio de reglas a mitad de partido, máxime cuando estas reglas afectan a aspectos tan sensibles como el de las pensiones, después de tener que asumir que desaparecen los 426 euros para quienes no tienen más que esa cobertura.
La crisis es dura. Durísima. Y sus consecuencias también, pero está ahí y o la encaramos o nos lleva por delante. Por ello, la congelación de las pensiones, el retraso en la jubilación es probable que solo sea un adelanto de lo que nos espera. Los tiempos de vino y rosas se han acabado. Estamos en los umbrales de nuevos tiempos, en los que necesariamente se va instalar un nuevo concepto de bienestar. Ahora son las pensiones, la jubilación y a no tardar llegará el copago sanitario y otras medidas que van a hacer que cuando miremos para atrás nos parezca mentira haber vivido como hemos vivido.
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