Leer poco y comer mal

08/03/2011 - 00:00 Francisco Muro de Íscar

 
La Generalitat catalana ha facilitado los datos sobre lectura de los jóvenes catalanes de entre 14 y 29 años que, supongo, difieren poco de los datos de esa misma franja de edad en el resto de España. El hecho más llamativo es que un 37,1 por ciento de esos jóvenes no lee ni un libro en todo el año. Nadie puede extrañarse de que el fracaso y el abandono escolar en España duplique la media europea y, lo que es peor, condene a los jóvenes al paro. La tasa de fracaso escolar no llega, todavía el 37,1 por ciento, pero sí al 31,2 por ciento, a la altura de Portugal y sólo por debajo de Malta que está en el 36,8 por ciento. Malta redujo esa tasa en un 32 por ciento durante la última década y España la empeoró un 7 por ciento.
   Es cierto que parte del fracaso se debe al bajo rendimiento del colectivo inmigrante en el que el abandono es del 45 por ciento, pero eso nos debería llevar a analizar cómo estamos realizando la integración de esos niños inmigrantes en nuestra escuela y qué otras cosas estamos haciendo mal con los nativos. Porque una tasa de no lectura del 37 por ciento es una garantía no de fracaso escolar sino de fracaso vital. Aunque el reparto de la inmigración no es igual en todo España, en algunas comunidades, como la del País Vasco, el índice de abandono escolar es sólo del 14,3 por ciento, mucho más cercano a la media europea. Algo estarán haciendo bien que habría que copiar.
   Muchos de esos fracasados escolares son irrecuperables educativos y laborales. De hecho, no los recuperamos porque su entrada en el mercado laboral es la de personas sin capacitación alguna, sin capacidad de estudio y, lo que aún es peor sin oportunidades de formación en un mundo en el que cada vez se demanda profesionales más especializados. España invierte en formación a parados mucho menos que la Unión Europea. Un informe de la Fundación Élogos, cuyo anterior presidente del consejo asesor es el actual ministro de Trabajo, señala que "del total de la inversión en políticas activas de empleo, los programas de formación para desempleados en España sólo concentran un 0,21 por ciento, mientras que en la Unión Europea ascienden al 41,1 por ciento". Fracaso escolar, ausencia de oportunidades laborales y, encima, mala alimentación. La Encuesta Nacional de Ingesta Dietética española 2011 revela que los jóvenes se descuelgan por completo de la dieta mediterránea y apuntan de manera preocupante a la obesidad y el sobrepeso, motivado más por la dieta desequilibrada que por comer mucho. Panoramas como éste, que no dejan ser muy optimistas, revelan que hay que cambiar la escuela, los métodos pedagógicos, los planes de estudio para que los chavales lean, entiendan, estudien, se esfuercen y aprendan, incluso, a comer bien. Eso o una sociedad obesa e inculta.