Leguineche, un fenómeno paranormal
01/10/2010 - 09:45
EL ABANICO
Rosa Villacastin,
PERIODISTA
Siempre he sostenido que el mejor libro de este prolífico escritor es El Camino más corto sobre su primera vuelta al mundo.
Sentar a almorzar en una misma mesa a José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, sin que salten chispas, parece imposible en los tiempos que corren. Lo consiguió Pedro J. Ramírez, con motivo de la entrega de los Premios Internacionales de Periodismo, que en su séptima edición les fueron entregados a los columnistas del Corriere della Sera Gian Antonio Stella y Sergio Rizzo, por su libro La Casta, y a Manu Leguineche, ese gran reportero de la prensa española, querido y admirado por todos aquellos que nos dedicamos a una profesión que según sus propias palabras: está acabada. Una frase, que pronunciada en medio de tanto político y empresario, hizo que muchos de los allí reunidos nos revolviéramos en nuestros asientos, ante la posibilidad de que alguien tomase nota y quisiera llevar a cabo lo que en Italia ya es una práctica bastante habitual.
Manu, que llegó en silla de ruedas, no podía ocultar la emoción que le produce que sus compañeros de profesión no se olviden de él, ahora que está retirado en Brihuega (Guadalajara), a donde acuden en peregrinación muchos jóvenes que sueñan con convertirse algún día en reporteros de guerra, de las que sabe mucho Leguineche, pues no en vano se curtió en Vietnam. Siempre he sostenido que el mejor libro de este prolífico escritor es El Camino más corto en el que relataba su primera vuelta al mundo. Cómo no podía ser de otra manera Manu puso el dedo en la llaga del periodismo doliente: Los chicos están desolados, dijo, porque se encuentran con muchas dificultades. Quizá lo que necesitan sean estímulos nuevos, premios precoces que les estimulen el ánimo y algunas botellas de vino, cosa a la que no son muy afectos los jóvenes de hoy. Nosotros sí, algunos sobre todo. Palabras que fueron muy aplaudidas por los asistentes a un acto que reunió a los presidentes de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; de Endesa, José Manuel Entrecanales; de ACS, Florentino Pérez, y de Carrefour Rafael Arias Salgado, y a políticos de la talla de Tomás Gómez, candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría, Esteban González Pons, del PP, la académica Carmen Iglesias, Pio Cabanillas y el incombustible Jesús Hermida. Muy ingenioso estuvo en su disertación Mariano Rajoy, quien como gran orador que es, no tuvo reparos a la hora de criticar a aquellos que se erigen en predicadores de la verdad, de su verdad. Tuvo palabras muy elogiosas para los premiados, especialmente para Manu Leguineche, de quien dijo que era un fenómeno paranormal, por ser el único periodista del que hablan bien, sin excepción, todos sus compañeros. Zapatero se ciñó a su compromiso con la libertad de expresión, a su admiración por el comportamiento de los norteamericanos en las últimas elecciones, a elogiar el estado de salud de la democracia española que muy pronto cumplirá los 30 años, y de la que debemos sentirnos muy orgullosos, pues nadie en sus inicios hubiera podido pensar que llegaríamos tan lejos y con tanto músculo.
Manu, que llegó en silla de ruedas, no podía ocultar la emoción que le produce que sus compañeros de profesión no se olviden de él, ahora que está retirado en Brihuega (Guadalajara), a donde acuden en peregrinación muchos jóvenes que sueñan con convertirse algún día en reporteros de guerra, de las que sabe mucho Leguineche, pues no en vano se curtió en Vietnam. Siempre he sostenido que el mejor libro de este prolífico escritor es El Camino más corto en el que relataba su primera vuelta al mundo. Cómo no podía ser de otra manera Manu puso el dedo en la llaga del periodismo doliente: Los chicos están desolados, dijo, porque se encuentran con muchas dificultades. Quizá lo que necesitan sean estímulos nuevos, premios precoces que les estimulen el ánimo y algunas botellas de vino, cosa a la que no son muy afectos los jóvenes de hoy. Nosotros sí, algunos sobre todo. Palabras que fueron muy aplaudidas por los asistentes a un acto que reunió a los presidentes de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; de Endesa, José Manuel Entrecanales; de ACS, Florentino Pérez, y de Carrefour Rafael Arias Salgado, y a políticos de la talla de Tomás Gómez, candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría, Esteban González Pons, del PP, la académica Carmen Iglesias, Pio Cabanillas y el incombustible Jesús Hermida. Muy ingenioso estuvo en su disertación Mariano Rajoy, quien como gran orador que es, no tuvo reparos a la hora de criticar a aquellos que se erigen en predicadores de la verdad, de su verdad. Tuvo palabras muy elogiosas para los premiados, especialmente para Manu Leguineche, de quien dijo que era un fenómeno paranormal, por ser el único periodista del que hablan bien, sin excepción, todos sus compañeros. Zapatero se ciñó a su compromiso con la libertad de expresión, a su admiración por el comportamiento de los norteamericanos en las últimas elecciones, a elogiar el estado de salud de la democracia española que muy pronto cumplirá los 30 años, y de la que debemos sentirnos muy orgullosos, pues nadie en sus inicios hubiera podido pensar que llegaríamos tan lejos y con tanto músculo.