Ligas navales

17/11/2018 - 12:45 Pedro Villaverde Embid

No podemos dejar de preguntarnos cuánto más podríamos hacer en esta provincia si no hubiese sido esquilmada por los trasvases.

La Federación Española de Ligas Navales organiza cada año en Guadalajara una comida de hermandad de las veintiocho ligas que la integran y su presidente, José Carlos Tamayo, tiene la deferencia de invitar al periódico Nueva Alcarria por ser difusor de las  actividades que realizan a lo largo del año. Es uno de esos momentos que esperamos con gusto pues la cordialidad, el buen ambiente, el compañerismo y la mejor compañía están asegurados. Prima el protocolo, la elegancia del saber estar y de las buenas maneras, la sonrisa, la amabilidad y el cariño por este movimiento asociativo. Sirva como botón de muestra la composición de la mesa en la que tuvimos el gusto de compartir el almuerzo. A nuestra izquierda se sentó un hombre uniformado que fue galardonado. Vino en coche esa misma mañana desde Murcia y al finalizar la comida se marchó de nuevo hacía allí (diez horas al volante) y lo hizo solo porque su mujer, que también había sido distinguida, había sufrido una indisposición. A nuestra derecha un matrimonio que estaba a punto de cumplir sus bodas de oro. Vinieron de Málaga para disfrutar de este acto. En su caso pernoctaron en casa de su hijo en Madrid. Había también una pareja que venía, creí entender, de Cádiz, a la que, por cierto, hizo mucha ilusión saber que la noticia se publicaría en la prensa local y aseguraron que se harían con un ejemplar a través del citado Tamayo. Completaba la terna Víctor Martínez Viana, habitual en nuestras páginas, que en su caso venía de Madrid, también para volver nada más finalizar. Lo cual, a sus casi ochenta años, no deja también de tener mérito, el que no atesorábamos, por lo menos en cuanto a desplazamiento, el párroco de Santiago Apóstol, José Antonio Fidalgo, el otro matrimonio, residente en nuestra ciudad, y el que esto firma. Allí había gente hasta de las islas baleares, todos unidos por su amor al mar, a las actividades náuticas, muchos de ellos uniformados con traje marinero. En numerosos casos aprovechan para pernoctar y hacer un poco de turismo en Guadalajara. No podemos dejar de preguntarnos cuánto más podríamos hacer en esta provincia si no hubiese sido esquilmada por los trasvases,  pero hoy lo que toca es felicitar a FELAN, a su alma-mater, José Carlos Tamayo y al jefe de protocolo, Jacinto García, que fuese monitor mío en el polideportivo San José hace casi treinta años, que aporta solemnidad y entusiasmo a la jornada.