Lo más decente que nos queda

05/08/2011 - 00:00 Pedro Calvo Hernando

 
Sólo han hecho falta unas horas para que el PP añadiera otra polémica estúpida e inútil a su larga lista, que iba por lo del liderazgo en el PSOE. La palma se la lleva ahora la exigencia del adelanto del adelanto de las elecciones generales, que se habían fijado para el 20 de noviembre y que ahora la derecha clama por que sean más adelantadas aún. O sea, que a la derecha le trae sin cuidado la estabilidad, la salud y la recuperación de la economía. Lo único que quiere es el hundimiento, pues piensa que por ese camino el triunfo en las urnas es impepinable. Tal vez deberían contar con la posibilidad de que una mayoría del pueblo español se diera cuenta de lo que le espera con una derecha como la nuestra en el poder, después de tres años de demostración de sus habilidades.

   Este pueblo podría indignarse contra ellos, ahora que la indignación es lo único decente que nos queda, principalmente centrada en el movimiento 15-M, que ha demostrado fortaleza y perseverancia suficientes como para esperar una victoria no lejana de sus propuestas, todas ellas imprescindibles. En las actuales circunstancias, con los especuladores empeñados en hundirnos a todos, repito que lo más digno y decente que nos queda son los indignados del movimiento 15-M. La torpeza del Gobierno y del nuevo ministro de Interior es infinita al cargar de esa manera contra lo único digno y decente que tenemos en el tablero político. Estoy haciendo verdaderos esfuerzos por abrir los ojos y tratar de ver y entender las razones de esa ofensiva contra ellos y contra su símbolo de la Puerta del Sol de Madrid. No existen esas razones. Es una gran torpeza y un contrasentido que desde un Gobierno de la izquierda se muestre este talante y esa incomprensión. A no ser que lo que quieran es hundirse -y van tres hundimientos- en la miseria y la ruina electoral, abriendo más el camino a la derecha. Supongo que el Gobierno rectificará inmediatamente y volverá al menos a su anterior actitud ante el 15-M. También para salvar la vergüenza de quienes les han venido votando en anteriores convocatorias.