Lo político y lo constitucional

18/11/2019 - 19:53 Jesús Fernández

Creíamos que la Constitución era un documento y un acuerdo social superador  de toda diferencia territorial, de identidad, lengua, religión, sexo o raza.

Cuando oigo la palabra constitucional en boca de algunos, me pongo a temblar. Porque en la Constitución cabe todo, igual que decimos que el papel lo soporta todo. ¿Cuál es la relación entre el orden moral, el orden político, el orden constitucional? ¿Por qué elevamos a delito el odio? ¿No quedamos en que el odio es una categoría moral? ¿Y no decimos que el orden moral tiene que quedar fuera del orden político y es independiente de él?  Pues a delinquir todos, con tal de que no venga recogido en el código civil. Siguiendo la ironía, no tenemos que preocuparnos de las repercusiones de nuestra conducta en  el orden jurídico, procesal o penal pues después viene el poder político y lo soluciona todo. Quita las multas, quita las penas, quita los delitos. A eso nos referimos cuando hablamos del poder político. Es el “enterado” de otros tiempos. Hacen lo mismo y se reservan el mismo poder sobre vidas y haciendas. Ahora entendemos por qué hablamos, a veces, de voluntad política. Ahora entendemos el poder que tienen los políticos 

Pero hay otra reconversión. Después de haber demostrado que están por encima del bien y del mal (orden moral)  o por encima de las leyes (orden jurídico) los políticos nos quieren demostrar que están por encima de lo constitucional. Son los dueños absolutos de la conducta de los hombres y mujeres del régimen. No basta decir que mienten o que hoy dicen una cosa y mañana dicen la contraria. Ellos no mienten, es que lo que ellos dicen es la verdad. No conocen la Verdad sino su verdad, su conveniencia, sus intereses que se identifican con sus ingresos. Ello, los políticos, no coartan la libertad. Es que la libertad y su perímetro, lo señalan ellos. Ellos no niegan ni limitan los derechos de nadie. Es que ellos han fijado previamente esos derechos a los que pueden acogerse y aspirar los ciudadanos o sus colectivos y representantes.

Creíamos que la Constitución era un documento y un acuerdo social superador  de toda diferencia territorial, de identidad, lengua, religión, sexo o raza. Todo eso era hasta ahora. En adelante, los políticos, las facciones o los partidos  son los que hacen la Constitución porque se hace camino al andar (A. Machado). La Constitución no existe, ilusos. La Constitución la “constituyen” ellos. Lo que ellos digan que es constitucional, eso es constitucional. Se hace camino al interpretar. Dejemos la metafísica, la lógica, lo escrito, el sentido, valor, fuerza  y formulación de las leyes. Las leyes las hacen ellos, que para eso son políticos. No caben otras alianzas. Este es el modelo marxista que nos va a gobernar  como gobiernan en países comunistas. No habíamos sufrido en nuestras carnes democráticas estos procesos como lo habían sufrido en otros  enclaves europeos. No existe soberanía popular sino un soberano impopular, absoluto, tirano de las conciencias y de las opiniones. Ambiciosos sde poder y de dinero.¿Quién os da vuestro poder? ¿Quién os da vuestro dinero?