Los bulos en las redes
Vivimos en un mundo digital lleno de trampas en el que no sabemos el porcentaje de verdad que hay en cada imagen, en cada contenido
Las nuevas tecnologías ponen a disposición de todo el mundo plataformas de comunicación que son una oportunidad de expresión, pero que en manos de quienes quieren intoxicar, manipular o falsear la realidad resultan verdaderamente peligroso. A través de las redes sociales son miles las noticias que nos llegan a cada instante, unas ciertas, que de otro modo no llegaríamos a conocer, otras mentiras que nos llevan a pensar que algo es diferente a lo que realmente es o que ni siquiera existe. Y a esto se une la inteligencia artificial, otra maravilla con grandes posibilidades pero que puede llevar a presentarnos como algo muy real una pura invención.
Vivimos en un mundo digital lleno de trampas, también utilizado para la estafa, atractivo, adictivo, entretenido, infinito, pero en el que no sabemos el porcentaje de verdad que hay en cada imagen, en cada contenido. Falta legislación al respecto a pesar de los evidentes riesgos que entraña, de las clases que ya ofrece la Guardia Civil en centros escolares, de los avisos de precaución que nos hacen llegar. Sin embargo se permite crear un perfil falso pudiendo calumniar, difamar, engañar con absoluta impunidad (o casi, pues por vía judicial se puede llegar a conocer la identidad del individuo) y hasta la constatación de esta confusión es usada por los políticos como estrategia de defensa frente a cualquier acusación, todo es un bulo. Se requiere acabar con la posibilidad de actuar sin identificación, de un control de las redes que no se convierta en un ataque a la libertad de expresión. No es fácil, pero ello no debe ser excusa para no actuar. Las leyes siempre han ido detrás de la sociedad para responder a los problemas que van apareciendo, pero ya estamos llegando tarde. Y mientras tanto una recomendación, que todo el mundo que quiera navegue por las redes, interactúe, se lo pase bien, pero solo tome como cierto lo que provenga de medios de comunicación acreditados, fuentes oficiales y personas identificadas.