Los cambios

12/07/2011 - 19:42 JULIA NAVARRO

 

Ha hecho bien el presidente Zapatero en hacer un "ajuste" más que una "crisis" para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba en el Gobierno. Parecía lógico que al frente de Interior a Rubalcaba le sustituya su "segundo", Antonio Camacho, y no un ministro nuevo que tenga que aprenderse el "a.b.c" de un ministerio tan complicado como ese.

   De la misma manera que acierta no nombrando a "otro" vicepresidente político, cargo que podía haber recaído en su leal José Blanco, al que al final le ha encargado que, además del Ministerio de Fomento, haga de Portavoz. Es una manera de reforzar el poder de Blanco, pero sin oficializarlo con la vicepresidencia.

   José Blanco ya tiene cierta experiencia como portavoz porque hasta su llegada al Gobierno venía desempeñando esta función en el PSOE como parte de su responsabilidad como secretario de Organización. Y, todo hay que decirlo, hasta ahora Blanco ha demostrado "cintura" en las relaciones con la prensa.

   Muchos se preguntan por qué no ha asumido la portavocía Ramón Jáuregui, que al fin y al cabo es ministro de la Presidencia, pero el cargo de portavoz supone tener una sintonía personal con el presidente y esa sintonía no la tiene Jáuregui y sí José Blanco.

   Vistos los ajustes en el Gobierno, parece que las elecciones generales parecen más cerca. Se apunta finales de noviembre, y lo cierto es que dadas las circunstancias cuanto antes mejor, mejor para nuestro país, y si me apuran mejor para Zapatero y para el propio Rubalcaba.

   Ahora mismo, Rubalcaba es quien manda en la familia socialista y es difícil que Zapatero continúe haciendo una política que no esté en concordancia con lo que propone Rubalcaba. De manera que se da la paradoja de que el "poder" está fuera del Gobierno, en vez que en el Gobierno, lo que supone un deterioro para la figura de Zapatero, y una esquizofrenia para el resto del país.

   Además, la crisis económico-financiero está acogotando cada vez más a nuestro país una vez que Italia se ha visto más afectada de lo que cabía esperar. Y creo que por más medidas que adopte el Gobierno de Zapatero, en estos momentos para afrontar la situación hace falta un nuevo Gobierno. Y cuando escribo "nuevo" no estoy diciendo que tenga que ser del Partido Popular. Y es que hay quienes creen que por el mero hecho de que pueda gobernar el PP la economía se va a arreglar, pero fijense en lo que ha pasado en Portugal, la derecha acaba de ganar las elecciones y los mercados no se han calmado. De manera que como se ha venido diciendo estos días aún hay partido que jugar.