Los culpables somos los ciudadanos
Decía Hegel que la realidad, al desplegarse, se revelaba como una necesidad. Por tal motivo, el filósofo alemán no reconocía como real cualquier medida gubernamental por el simple hecho de dictarse. Y el prusiano mantenía su propia tesis: este Estado es racional, ajustado a la razón, en la medida en que es necesario; si, no obstante eso, nos parece malo, y a pesar de serlo sigue existiendo, esta maldad del gobierno tiene su justificación y su explicación en la maldad de sus súbditos.
Es decir, que al final lo culpables de todo somos los ciudadanos. Viene al caso la alusión hegeliana por las medidas de todo tipo que los ciudadanos estamos soportando en la grave travesía de la crisis que va dejando, poco a poco, de ser global para convertirse en localizada. Así que la culpa es nuestra pero la tesis hegeliana también mantiene que todo lo que es real también tiene un final, es perecedero, de tal forma que lo que hoy es real mañana, afortunadamente o no, será irracional. La lógica que parecía nos había llevado a un callejón sin salida nos da una última oportunidad: todo lo que existe, amén de tener fecha de caducidad, por simple hecho de serlo, lo merece; lo de su desaparición.
Y aquí nos encontramos los ciudadanos que, para empezar, somos culpables. ¿De qué?, de lo que sea. Si nos limitan la velocidad no es porque se ahorre más o menos sino porque somos muy malos ya que, además, lo merecemos al no portarnos bien. ¿Y la subida de la luz el agua o el abono transporte?, también, culpa nuestra porque tenemos que alumbrarnos, beber, desperdiciar agua para lavar o coger el autobús para trabajar. Culpables de haber nacido en un país que acoge con los brazos abiertos a los inmigrantes y éstos, agradecidos, acceden gratuitamente a los servicios de la Seguridad Social, que pagamos todos, atiborrándose de medicamentos gratuitos para llevárselos a sus países donde son inexistentes o están a precio de oro por las mafias varias y encima se pavonean de los ilusos españoles que les regalan las necesarias medicinas. Seguimos siendo culpables, ¿por qué?, porque sí y punto.
La realidad es que toda la culpa es nuestra porque no sabemos utilizar nuestro poder. A la tesis hegeliana le falta un apartado relacionado con la democracia aunque, bien es cierto, lo hubiera bordado. Sí ese invento por el que los culpables podemos elegir a nuestros representantes que, por el simple hecho de haber sido elegidos, ya no pueden ser culpables de nada; puesto que, en última instancia, somos nosotros quienes votamos por ellos, sin intermediación divina para hacerlo. Por tanto, todo el razonamiento nos lleva a que tenemos que pedir perdón y asumir que somos malos de nacimiento y que lo que nos pase nos lo merecemos. Incluyendo a los distintos gobiernos que se pierden en disquisiciones varias, en intrigas contra los demás, en no dar soluciones a las necesidades e inquietudes ciudadanas, sin asumir que son necesarios y que, por el mismo hecho de serlo existen y son reales; por lo que llegará el día en que, según el pensamiento hegeliano, desaparecerán.
Tienen bien asumido que los culpables somos los ciudadanos y que, sólo por esto, cualquier medida que tomen aunque sea negativa y nefasta para nuestros intereses, nos la merecemos. Lo de robar, engañar, insultar, mentir y falsear la realidad, por tanto, parece ser que es un favor que nos hacen y que, al ser los ciudadanos culpables por ello, ya somos compadres en algo. Para terminar, yo abogo por votar a los más malos puesto que les conocemos y, como la culpa siempre será nuestra, no nos sorprenderán cuando nos la hagan..