Los elogios de Mamá Merkel
18/12/2010 - 14:03
Había ciertos temores de que el encuentro que sed iba a producir entre la canciller Merkel y el jefe del gobierno español en la cumbre comunitaria del viernes, en Bruselas, pudiera convertirse en un encontronazo. Son conocidas las discrepancias que Merkel y Zapatero han venido mostrando en los últimos tiempos, por razón de la velocidad que una y otro pretenden imponer a las reformas españolas en reducción de gastos. Ya nadie duda de que la canciller se ha llegado a convertir en la vigía de todo el proceso de salida de la crisis económica, y que ella marca, muchísimo más que Sarkozy, los ritmos y los tiempos para acelerar el final de esos malos tiempos. Hasta el punto de que ya no faltan quienes sostienen que ya no son "los mercados" ese instrumento definitivo que marca lo que hay que hacer o que evitar.
Es "mamá Merkel" el cerebro dominante de la salida de la crisis. Y por ello, no es infrecuente que haya roces y chispazos en la relación de la canciller con los restantes jefes de estado y de gobierno de la Unión. Doña Angela se ha propuesto que la crisis económica quede pronto atrás, y para ello no hay otro recursos que reducir deudas y compromisos viejos y arrancar lo antes posible con nuevos bríos y energías. De ahí que a menudo haya aparecido como "la madrastrona" implacable y exigente que exige a los más reticentes a aplicarse y hacer los deberes. Por ello, también, son especialmente estimulantes sus elogios, como los ahora dirigidos a los "alumnos" español y portugués, a quienes ha querido rendir homenaje por sus esfuerzos en esos propósitos de regresar al orden y a las "buenas cuentas".
La crisis y sus cuentas han pasado facturas mucho más pesadas de lo que nadie previó, y ahora urge salir de ese atolladero, por gravoso que resulte. La economía española se ve enfrentada a la necesidad de resolver, cuando antes, sus problemas de deuda estatal, pero también, las cuentas de las Cajas de Ahorros, las deudas de las Comunidades Autónomas... Por cierto, que no puede pasar inadvertida la queja que ahora ha hecho Gallardón: Zapatero es débil con las autonomías y muy riguroso con los ayuntamientos...
Y eso sólo es posible con ajuste durísimo y recortes drásticos. Hubiera sido preferible que la Oposición hiciera su propia aportación, que sin duda en sus gobiernos autonómicos y en sus ayuntamientos ya hace, pero los dirigentes opositores tienen sus propias y particulares cuentas: tienen la esperanza de que las dificultades del Estado hundirán definitivamente al partido que viene gobernando y les dejarán plaza libre. Rajoy, Cospedal, Santamaría y Pons abundan en críticas sistemáticas, incluso con la contradicción de salvar a sus propios correligionarios, como sucede con el alcalde endeudadísimo que es Gallardón, o de olvidarse de cuentas nada santas como las de la trama Gurtel. Pero eso es la lucha por el poder, caiga quien caiga...
Pues bien, la sorpresa del momento la ha planteado la canciller todopoderosa convertida en guardiana universal de la vieja Europa. En el momento mismo en que Rajoy volvía a atacar la política del gobierno, la canciller elogiaba los esfuerzos de Zapatero por las reformas estructurales que impulsa. Entre ellas, la jubilación a los 67 años, que Zapatero se propone acometer incluso pese al PP y los sindicatos, por igual. No es improbable que Angela Merkel haya querido valorar precisamente esa actitud de valentía frente a muchos, que a veces llegan a parecer la mayoría.