Los horrores de ahora mismo

Es imposible acumular tal cantidad de problemas graves como ahora mismo, y sin contar el 5-0 para los madridistas. La victoria de CiU en las elecciones catalanas es tan importante como la derrota socialista. Zapatero, menos mal que es culé, ganaría un concurso de adversidades sin cuento. Lo mismo le viene Dios a ver y se pasa la crisis en los próximos meses. Pero Dios no se mete en estas cosas. A mí lo que más me impresiona de todo el cúmulo de gravedades de ahorita mismo es, sin duda, el tema de los informes secretos de Wikileaks, que contienen los datos más horrendos de los últimos tiempos y que no se suavizan mucho con esas alegaciones de que son informes de parte y de que hay que conceder el beneficio de la duda sobre su exactitud. Concretamente Zapatero no es de los que peor quedan y de momento nada se dice de lo que pasa en esos informes con Aznar y con Rajoy, aunque este último detalle no vale nada, a la vista de la impu-inmunidad con la que se desenvuelven estos chicos, a los que se les echa encima el capítulo castellano de la Gürtel y aquí no rechista nadie. Tienen toda la razón esos viejos amigos míos que de vez en cuando dicen aquello de que este mundo es un asco y todos los políticos unos asquerosos. Los que lo hacen son algo más que asquerosos. Los que se lo tragan o disimulan son unos sinvergüenzas o unos insensatos, según los grados y siempre alentando esa advertencia de que todas las clases políticas tendrían que ir como mínimo a la basura. En fin, no quiero exagerar y digo que los que se libren del pecado ya lo sabemos, ya los vamos conociendo también. Llamazares ha dicho a Conde Pumpido que o aclara lo de Couso y otras canalladas o que dimita. Pero antes habrá que saber bien cómo se reparten responsabilidades en esa cuestión y en muchas otras, tan graves o más que el asesinato del cámara de Tele-5. Vamos a irnos preparando para las concreciones de los próximos días atañentes a españoles y a personajes de todos los países, especialmente de USA, que es la madre del cordero y la fuente de todas las frustraciones canallas.