Los impuestos que vienen
01/10/2010 - 09:45
El comentario
Julia Navarro / Periodista
Bueno pues ya está, ya lo ha anunciado solemnemente el presidente Zapatero: el Gobierno va a subir los impuestos. Después de semanas en que unos ministros decían que la subida estaba por caer y otros la desmentían y en que el propio presidente decía lo mismo y lo contrario, al fin han llegado a un acuerdo entre ellos mismos y el veredicto es el esperado: suben los impuestos.
El presidente ha dicho que la subida sólo afectará a los que más tienen, que es justo que quienes ganan más contribuyan con su esfuerzo a paliar los efectos de la crisis. En principio con este enunciado podría estar de acuerdo, pero me pongo a temblar porque nunca se sabe qué entiende el presidente y sus ministros por los que tienen más. Si se refiere a quienes tienen Sicavs y tributan al uno por ciento, pues habrá que darle la razón, pero si se refiere a quienes fruto del esfuerzo de su trabajo, y nada más que de su trabajo, han logrado un patrimonio y unos ahorros, entonces hay mucho que discutir. Por decirlo claramente, sería de justicia que suban los impuestos a banqueros y grandes empresarios, o a esos consejeros de bancos que se jubilan con cantidades que no se podrán gastar así que vivan siete vidas. Ahora, si al final van a pasar factura a la sufrida clase media, a los profesionales liberales que hayan tenido éxito en sus empresas, entonces, insisto, es otro cantar. Una vez más la manera de anunciar la medida tiene algo de improvisación, porque lo lógico, ya digo, es que el presidente se hubiera molestado en explicar exactamente en qué va a consistir esa subida impositiva, pero habrá que esperar a ver qué se les ocurre, porque es muy propio de este Gobierno primero hablar del continente y luego buscar un contenido.
El caso es que si Zapatero se ha labrado fama de improvisador en los últimos tiempos ha alquilado hasta el infinito está impresión. Pero hay más, Zapatero parece un boxeador noqueado, que da bandazos dentro del cuadrilátero. Eso no significa que no sea capaz de propinar un buen puñetazo. Los boxeadores lo hacen incluso cuando están a punto de desmayarse. Pero Zapatero produce esa sensación de no saber por dónde se anda. Claro que más allá de los defectos de nuestros gobernantes no sé por qué no nos preguntamos más a menudo por dónde está el dinero. Me refiero a esos miles de millones de dólares y de euros que parecen haberse volatizado. Sabemos que hay una gran crisis financiera provocada por unos sinvergüenzas que representan un capitalismo de casino que han arruinado entidades bancarias. Sabemos que los gobiernos han tenido que acudir al rescate de esas entidades financieras, pero que los sinvergüenzas que provocaron la crisis no sólo no perdieron ni un euro sino que aumentaron sus ganancias. Sabemos que hay una docena de grandes especuladores, llámense George Soros y demás familia, que han levantado su fortuna poniendo en jaque la economía de algunos países que es tanto como decir que a costa del sufrimiento de millones de personas. Sí, sabemos todo esto pero los gobiernos no terminan de adoptar medidas para poner coto a ese capitalismo salvaje que ha provocado que millones de personas estén en el paro.
Es urgente que la Unión Europea se decida a poner controles a las operaciones financieras, a dictar normas que impidan que una crisis como la que vivimos pueda volver a darse. A veces, tengo la impresión de que equivocamos el tiro a la hora de pedir responsabilidades y que los sinvergüenzas que han provocado este caos se están yendo de rositas y riéndose de todos nosotros. Es a esos a quienes los gobiernos deberían de sacudir los bolsillos y no a los sufridos ciudadanos.
El caso es que si Zapatero se ha labrado fama de improvisador en los últimos tiempos ha alquilado hasta el infinito está impresión. Pero hay más, Zapatero parece un boxeador noqueado, que da bandazos dentro del cuadrilátero. Eso no significa que no sea capaz de propinar un buen puñetazo. Los boxeadores lo hacen incluso cuando están a punto de desmayarse. Pero Zapatero produce esa sensación de no saber por dónde se anda. Claro que más allá de los defectos de nuestros gobernantes no sé por qué no nos preguntamos más a menudo por dónde está el dinero. Me refiero a esos miles de millones de dólares y de euros que parecen haberse volatizado. Sabemos que hay una gran crisis financiera provocada por unos sinvergüenzas que representan un capitalismo de casino que han arruinado entidades bancarias. Sabemos que los gobiernos han tenido que acudir al rescate de esas entidades financieras, pero que los sinvergüenzas que provocaron la crisis no sólo no perdieron ni un euro sino que aumentaron sus ganancias. Sabemos que hay una docena de grandes especuladores, llámense George Soros y demás familia, que han levantado su fortuna poniendo en jaque la economía de algunos países que es tanto como decir que a costa del sufrimiento de millones de personas. Sí, sabemos todo esto pero los gobiernos no terminan de adoptar medidas para poner coto a ese capitalismo salvaje que ha provocado que millones de personas estén en el paro.
Es urgente que la Unión Europea se decida a poner controles a las operaciones financieras, a dictar normas que impidan que una crisis como la que vivimos pueda volver a darse. A veces, tengo la impresión de que equivocamos el tiro a la hora de pedir responsabilidades y que los sinvergüenzas que han provocado este caos se están yendo de rositas y riéndose de todos nosotros. Es a esos a quienes los gobiernos deberían de sacudir los bolsillos y no a los sufridos ciudadanos.