Los lunes al sol de los políticos

28/10/2011 - 00:00 Esther Esteban

 
No conozco a muchos políticos ricos, aunque sí a algunos, pero la mayoría, sean del partido que sean, vive desahogadamente sin ningún apuro para llegar a fin de mes, lo cual es un lujo en los tiempos que corren. Los políticos que dejan de serlo no pasan sus lunes al sol, ni les vemos en la fila del paro, ni tenemos constancia de que vayan por ahí mendigando un puesto de trabajo, lo cual les aleja también, en eso, del común de los mortales. Uno de los muchos escándalos al que hemos asistido estos días es el del exalcalde de León, el socialista Francisco Fernández, número dos de las listas del PSOE al Congreso, que se ha visto obligado a decir que renunciará a su sueldo de diputado, para compensar la prejubilación de 520.00 euros que había recibido de Caja España, entidad en la que no trabajaba desde hace muchísimos años.

  Dice el exalcalde que la cuantía recibida se ajusta a su trayectoria en la entidad y a las condiciones pactadas en el ERE correspondiente, lo que no dice es que ya ha cobrado esa cifra absolutamente escandalosa en un solo pago ¡por lo que pueda pasar!, que sus propios compañeros de partido han tildado el asunto de indecente y que podía haber optado por seguir siendo un trabajador de la entidad en excedencia, pero sin beneficiarse de estas excepcionales condiciones. Claro que él ha optado por el "coge el dinero y corre" y si no hubiera elecciones a la vista, su partido no estuviera como está y el caso no hubiera saltado a la prensa, cobraría sin pestañear el sueldo de diputado, aunque es absolutamente incompatible con la percepción recibida. Es un caso más pero lo correcto, lo decente, es que o no se hubiera presentado a las elecciones o hubiera devuelto la indemnización.

   Su prejubilación tal vez sea legal, pero ni es ética ni mucho menos asumible en la España de los cinco millones de parados, donde millón y medio de hogares tienen a todos los miembros sin trabajo. No soy partidaria, en absoluto, de generalizar, y detesto esas afirmaciones que dicen que todos los políticos son iguales situándoles como una pandilla de corruptos, de ladrones aprovechados que han encontrado en la cosa publica la cueva de Ali-Baba. Esa imagen no solo les deteriora a ellos sino que mina la democracia y abre el camino, casi siempre, a populismos nada deseables. Sin embargo, o los partidos políticos cogen este toro por los cuernos, y sus poderosos aparatos imponen la tolerancia cero frente a corruptelas de todo tipo o serán los ciudadanos quienes les impongan pasar sus lunes al sol... aunque claro ellos siempre tendrán donde resguardarse, y ahí puede estar el problema.