Los mansos abogados
14/04/2011 - 00:00
Me cuentan que uno de los abogados de los imputados en el caso "Gurtel" sospechó que algo raro sucedía, cuando se introdujo en un locutorio vacío y le insistieron, con demasiada vehemencia, en que la entrevista debía de tener lugar en otro que le habían designado. Como la firme insistencia no correspondía con la levedad del cambio, entró en sospechas de que, posiblemente, estaba siendo espiado, y así lo denunció.
Al verificarse que las sospechas eran ciertas, el Decano del Colegio de abogados de Madrid, en nombre de sus colegiados, emitió una dura nota en la que anunciaba que iba a querellarse contra el juez Baltasar Garzón. Pasaron los días, las semanas, y la querella jamás fue presentada.
Ha tenido que ser el propio abogado espiado el que haya llevado adelante el caso, sin que el Decano y los mansos abogados hayan dicho este Derecho es mío, porque el Derecho a la Defensa es uno de los Derechos fundamentales.
El Decano posee un brillante currículo, desde que fuera Premio Extraordinario de Licenciatura, Premio Extraordinario Fin de Carrera, e incluso premio Extraordinario del Doctorado, poco antes de que su padre, excelente y recordado jurista, tuviera un importante papel legal en la Transición.
Por eso mismo extraña su silencio, su discreción improcedente, en definitiva su inhibición, que contrasta con la afirmación que hizo de que la actuación de Garzón había sido gravísima. ¿Qué ha sucedido desde esa declaración hasta el día de hoy? ¿Ya no le parece gravísima? ¿Ha recibido presiones? ¿Una voz esotérica le ha convencido de lo contrario? Por otro lado, extraña que los abogados no se inquieten ante la posibilidad de ser espiados cuando se reúnan con sus clientes.
Su docilidad y sometimiento, ante una clara transgresión de las reglas de juego, que atañe fundamentalmente al desarrollo de su profesión, resulta tan extraña e insólita como la de su Decano.