Los refugiados y Accem

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
El centro de acogida de refugiados de Sigüenza, que gestiona la Asociación Comisión Católica Española de Migraciones (Accem) en colaboración con la Junta, ha atendido a más de 5.000 personas desde que abriera sus puertas en 1992.
Estos datos se conocían ayer durante la visita cursada por el consejero de Salud y Bienestar Social, Fernando Lamata, en la que señalaba la importancia del esfuerzo conjunto entre administraciones y asociaciones, para posibilitar que Castilla-La Mancha sea una de las comunidades que más ha avanzado en crecimiento del bienestar y calidad de vida. No en vano, el centro de refugiados de Sigüenza, tiene más de 20 años de experiencia en trabajar con inmigrantes. Cientos de personas de múltiples nacionalidades y con diversa problemática han pasado por estas instalaciones. De hecho, los usuarios más habituales son inmigrantes y solicitantes de asilo y refugio en nuestro país, individuos y familias que trabajan día a día por integrarse en nuestra sociedad a través de cursos de formación socio-laboral y clases de español. En los orígenes de la implantación de esta iniciativa en España se encontraba el trabajo que realizaba con refugiados la Comisión Episcopal de Migraciones, y uno de sus presidentes, monseñor José Sánchez -actual obispo de Sigüenza-Guadalajara- fue quien propuso la idea de potenciar el mundo rural y los espacios rurales, el antiguo Colegio San José de Sigüenza, como centro de acogida para solicitantes de asilo, refugiados y desplazados. El proyecto prosperó y se creó un centro con 22 plazas en la ciudad del Doncel cuyos primeros ocupantes, argelinos saharauis, llegaron hasta sus dependencias en junio de 1992. Por allí pasaron en 1999 un numeroso grupo de kosovares que huyeron de su tierra por el dramático conflicto que entonces se vivía en los Balcanes, y este verano, algunos de los exiliados cubanos. Todos con el mismo anhelo, conseguir la integración en nuestra sociedad, que sin su paso por este centro sería mucho más difícil. De ahí, el necesario reconocimiento a su labor.