Los ricos también lloran

12/09/2011 - 00:00 Rafael Torres

 

Imposible objetar cosa alguna a la restauración del Impuesto sobre el Patrimonio que seguramente decidirá el Gobierno en su próximo Consejo de Ministros. O, bueno, se me ocurre un "pero" que no es, pese a que lo parece, ninguna majadería: el dineral que habrá que gastarse en detectives e investigadores para saber quienes son de verdad los que más dinero tienen.

   En sus declaraciones a Hacienda, que les salen negativas invariablemente, no aparece ese dinero, ni en los registros consta que existan propiedades a sus nombres, ni sus cuentas bancarias rebasan la condición de normalitas. El dinero, el patrimonio, lo esconden en alguna parte, y aunque todos sabemos quienes son, no sabemos exactamente dónde lo tienen, a fin de propinarle ese pellizco que el decoro social y las actuales circunstancias demandan. Zapatero exhuma el impuesto a los ricos para echarle un cable a Rubalcaba y que no le sigan diciendo que por qué el PSOE no hace ahora lo que promete hacer si gana las elecciones.

   No por ello, sin embargo, se trata de una medida fiscal injusta. Injusto era que los ricos no pagaran más para socorrer al país que les hace ricos precisamente, o que se aterrorice con impuestos y exacciones al que no tiene más que los modestos ahorros de toda una vida, honrada y legítimamente conseguidos. Sea como fuere, el sentido común dicta, incluso al tipo más egoísta, codicioso y cruel, que antes de que la gente se muera sin atención médica, o que los montes se calcinen por haber "recortado" los medios que les protegían, o que los jóvenes se den definitivamente al alcoholismo por no ocurrírseles ni tener en qué emplear sus vidas, es preferible incautarles a los ricos unas migajas de su pan enorme.

   Pero el Partido Popular no quiere, al parecer, saber nada de ese impuesto. A veces da la impresión de que todo el mundo sabe de qué va ese partido, salvo buena parte de la gente que le vota. En vez de ayudar a descubrir quienes son los que se han apalancado las pelas que debieran repartirse un poco, se opone absolutamente. Se ve que como los ricos también lloran, al PP, tan sensible, le dan pena.