Los tiburones financieros privatizan nuestras vidas
Hagamos un pequeño repaso. Todo estaba controlado hasta que reventó un gigante de las finanzas que tenía más de cien años y se llamaba Lheman Brothers. Un pequeño grupo de las élites financieras del mundo llevaban años jugando a la ruleta rusa con las hipotecas. Pero en vez de apuntar a su cabeza lo hacían a la de todos nosotros. El resultado es conocido: contagio a la banca internacional e inyección de dinero de los impuestos de los ciudadanos de muchos países para que los bancos no fueran a la quiebra y sus directivos pudieran seguir cobrando obscenos sueldos millonarios en euros. Los muy sinvergüenzas son unos golpistas de las finanzas. Provocan una situación de riesgo, exigen a los gobiernos que salven los bancos y siguen quedándose con la parte del león.
A partir de ahí se estableció que Grecia no podía pagar sus deudas; y en
vez de intervenir inmediatamente para asegurar la estabilidad del euro, Alemania
empezó a hablar de los "vagos del sur"; xenofobia en vez de soluciones. Egoísmo
en vez de solidaridad. Alemania no se dio cuenta de que abandonando a Grecia se
estaba disparando en el pie.
El tema es mucho más complejo que la
abultada deuda griega. El contagio ha puesto contra la pared a Portugal, a
Irlanda y a España. Pero también a Italia y en el recorrido no está lejos
Francia. El Reino Unido también tiene una abultada duda y Estados Unidos no
crece ni genera empleo.
Pero el asunto es más fácil de lo que parece: sólo hace falta coraje para que la soberanía política controle la economía. Algo que está en la Constitución de todas las democracias pero que los tiburones financieros están poniendo en la picota con técnicas de golpe de estado económico. Si generan suficiente pánico, se quedaran con todo. Ya lo están haciendo: están privatizando nuestras vidas.