Los votos prestados del PSOE

07/03/2011 - 00:00 Rafael Torres

 
LQue el PSOE odia un poco a su electorado no es ninguna novedad, pero que ese sentimiento es cada vez más recíproco, sí. Desde que el partido de Ferraz obtuvo en la Transición la patente para ocupar el ala izquierda del Sistema en el saloncito bipartidista de la Restauración monárquica, ha vivido de los votos prestados de la izquierda, de suerte que esa incomodidad con el propio electorado que uno llama pequeño odio nace de la circunstancia de que mientras sus votantes son mayoritariamente de izquierdas, el PSOE, no.
   Lo que pasa ahora con esos votos prestados es que la gente le va a pedir que se los devuelva. Republicanos, liberales (en su sentido cabal), socialdemócratas, socialistas clásicos y, en general, cuantos deploran la política de la derecha de toda la vida que representa el PP, lo llevan crudo en las elecciones, pues no encuentran, entre las resmas de papeletas, la del partido que les pudiera representar. Tapándose la nariz, gesto que comparten con algunos simpatizantes específicos del PSOE, acaban prestando sus votos a este partido sin mucha esperanza, aunque con alguna remota, de que el tal les sorprenda positivamente en su acción de gobierno.
   Lamentablemente, el PSOE siempre les defrauda por hache o be, de ordinario por las dos cosas, pero ésta vez, acaso por el brutal contraste con el inicial buen rollo entre Zapatero y su electorado de aluvión, las cosas han llegado demasiado lejos. Vuelve el elector de izquierda normal, no comunista, a no saber qué hacer con su voto, salvo volver a dárselo a quien lo usó para hacer una política absurda y reaccionaria, y vuelve a sentir con desasosiego que de su decisión ha de beneficiarse la derecha. Se trata de un problema irresoluble de conciencia que sólo el ciudadano progresista siente: votar a Guatemala, a Guatepeor, o abstenerse beneficiando con ello a Guatepeor. Pero el voto es suyo y va a pedirle al PSOE, seguramente, que se lo devuelva.