Luces desvaídas
01/10/2010 - 09:45
APUNTES
El encendido de las luces navideñas que iluminan las ciudades ha reavivado la controversia sobre el gasto energético y el coste económico que conllevan, una polémica que se ha visto intensificada este año por la exigencia de mayor austeridad ante la crisis.
Que la mayoría de los grandes ayuntamientos haya optado por mantener la tradición, pero moderándola en su despliegue y duración, supone un intento de conciliar las nuevas estrecheces presupuestarias con la pervivencia de una costumbre que, en esta ocasión, se espera que anime el consumo tan resentido por las dificultades económicas de los últimos meses. Sólo el Consistorio barcelonés se ha mostrado dispuesto a resistirse a los recortes también en este apartado con el argumento, esgrimido por los comerciantes, de que es preciso romper el impulso psicológico de tristeza que está invadiendo la capital catalana. Es insólito que una decisión política que compromete miles de euros se justifique en motivos tan etéreos como el decaimiento del ánimo de la ciudadanía. Un factor, en todo caso, tan subjetivo y personal que cabe preguntarse si las bombillas navideñas no contribuyen, en realidad, a despertar una melancolía contraproducente en tiempos adversos.