Luz verde contra el tirano

18/03/2011 - 00:00 Pedro Calvo Hernando

El Consejo de Seguridad de la ONU ha tomado la decisión en el último minuto y con grandes dificultades, tras las posiciones un tanto ingenuas de quienes reclamábamos una intervención inmediata para impedir la masacre del pueblo libio por parte de su enloquecido tirano. La resolución de la ONU, por mucho que la critiquemos, alcanza altos niveles de equilibrio y de sabiduría militar y diplomática, lo que explica la inexistencia de vetos en el Consejo de Seguridad pero también las matizadas abstenciones de varios importantísimos miembros de ese Consejo, empezando por Alemania. Lo fundamental es que ni Rusia ni China han utilizado el veto por mucho que se hayan abstenido, que es una forma discreta de dejar hacer. La resolución impone una zona de exclusión aérea sobre Libia autorizando a los Estados miembros a tomar todas las medidas necesarias para impedir el vuelo de los aviones de Gadafi y ayudar a los civiles. Es la luz verde para atacar al régimen libio, que era la petición más generalizada en las últimas semanas. Y es la puerta para una solución democrática a la revolución libia, solución que se había ido alejando en las dos últimas semanas por la infinita vesania del dictador y por la relativa negligencia de las potencias occidentales. Se explica muy bien el entusiasmo de los rebeldes de Bengasi tras recibirse la gran noticia de Nueva York y su exhibición de las banderas libia y francesa y su agradecimiento a Sarkozy.
   El papel del Gobierno español hasta el momento ha sido más bien discreto, dentro del firme apoyo general al proceso democratizador de aquellos países. Administrar sabiamente la resolución de la ONU es el gran reto que viene a continuación, pues no es difícil caer en excesos o en defectos cuando las armas andan por en medio. Inevitablemente, rememoramos los sucesos de hace ahora siete años justos, cuando el trío de las Azores tomó la decisión de saltarse a la torera a la ONU y a la legalidad internacional para iniciar una guerra contra esa legalidad, una guerra absurda y genocida que ahora mismo sigue produciendo víctimas e inestabilidad.