Mantengamos la calma, Rodrigo

02/07/2011 - 18:28 Carlos Carnicero

 
Se han publicado las condiciones de salida a Bolsa de Bankia, en una operación que es de privatización de Caja Madrid. La entidad madrileña no se salvaba sin una inyección de dinero público y una salida a Bolsa para captar dinero de los inversores. En las condiciones publicadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores están incluidas las retribuciones de su presidente, Rodrigo Rato, y de sus más cercanos colaboradores. Varias cosas que decir. Primera: Rodrigo Rato nos debe una explicación a los españoles. Se hizo un gran esfuerzo institucional para que él, ex ministro de José María Aznar, fuera elegido director del Fondo Monetario Internacional. Empujó mucho el Gobierno socialista para eso. Era una apuesta de esa España (con mayúscula) a la que cada día parece que se le quiere menos. A mitad de mandato, Rodrigo Rato dio la espantada por razones familiares: no podía estar lejos de sus hijos y sus hijos no querían estar en Estados Unidos. Puede alguien hacer eso, marcharse sin acabar los deberes, y seguir teniendo crédito como servidor público. Segundo: Ahora Rodrigo Rato tiene otra oportunidad institucional. Y con los tiempos que corren se pone un salario de 196.OOO Euros, más otras gratificaciones anuales de más de tres millones de euros. Más bonus, comisiones... Todo esto en un banco que ya nace con ayudas públicas. Tercero: no dudo de que la autosatisfacción de Rato con sus retribuciones sea legal. Pero, ¿no puede hacer nada el Gobierno o el Banco de España para utilizar la misma vara de medir con los ciudadanos y con estos elegidos de los dioses que cuando los demás nos apretamos el cinturón ellos se encargan unos tirantes más holgados? Grecia está explotando en la calle. La paciencia humana no es infinita y las comparaciones entre el trato que reciben los ciudadanos y estos ejecutivos tan satisfechos de sí mismos, se reparten cada día con más generosidad dinero que no es suyo. ¿Se quedará Rato un tiempecito en Bankia? Probablemente sí, porque le permite ganar mucho dinero y estar cerca de casa, incluso por Navidad.