María rompió su silencio

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

MÁS QUE PALABRAS
Esther Esteban, PERIODISTA
“El verdugo cumplió su sentencia y la machacó en los juzgados hasta conseguir que le dieran la custodia de sus tres hijos.”
Pegarle a María le salía muy barato a su verdugo. Por 150 euros de multa podía golpearla a placer, humillarla, vejarla, quebrarla hasta dominar su cuerpo y su voluntad. Su marido, un notario de prestigio, la decía primero en privado y luego en publico, sin recato, que era estúpida, que no servía para nada, que nadie la escucharía si se atrevía a denunciar y que si lo hacia o le abandonaba, primero le quitaría la custodia de sus hijos y luego se iba a pasar el resto de su vida de pleito en pleito. No fue su único maltratador. Cuando él se cansaba le enviaba a uno de sus empleados para que rematara la faena. Durante los 12 años que duró su matrimonio aquello fue un infierno.
En 1990, María se casó con Alberto, un yuppie, agente de cambio y bolsa, reconvertido en notario y que al nacer los niños la prohibió volver a trabajar “Cuando dejé mi empleo perdí mi posición como mujer y como madre”. Desde entonces el verdugo mandaba y ordenaba. El decidió el colegio de los hijos, revisaba los gastos, los armarios, la nevera. Ella callaba y obedecía hasta que un día dijo ¡ basta!. Se fue del hogar conyugal con sus tres hijos y se refugio en casa de sus padres. Comenzó otro calvario. El verdugo cumplió su sentencia y la machacó en los juzgados hasta conseguir que le dieran la custodia de sus tres hijos. El juez entendió que el maltratador garantizaba mejor que ella el bienestar de los pequeños. Pero para Alberto, enfermo de odio y de ira, no era suficiente.
Presentó demandas contra ella por supuesto maltrato a sus hijos, por atentar contra el honor, por injurias a su suegra* Ninguna de ellas pudo demostrarse pero María estaba destruida, el verdugo había conseguido sumirla en un estado depresivo.. “Mi mamá es la mas guapa, la mejor. No es muy inteligente pero es muy trabajadora” le escribió el día de la madre uno de los dos hijos a los que ve porque la mayor de sus retoños se niega a verla.
María tiembla como una hoja frágil en medio de la tormenta y llora sin parar cuando relata su historia al periodista Pedro Simón que la ha publicado en el Mundo. ¿Por qué lloras María? le preguntó el compañero “Yo soy vulgar, no soy como él. Soy una mierda. He perdido todo, mi dignidad, mis hijos, mi vida. Lo único que pido es que no me haga más daño” afirma suplicante como quien alza su voz sin esperanza de ser escuchada. Pero a pesar de todo, sacando fuerzas de donde no las tiene ha dado el paso. El 20 de octubre presentó una denuncia en el juzgado. Ocho líneas apenas para resumir su vida llena de dolor y desengaño. Ha acusado a su exmarido de maltrato, pide recuperar la custodia de sus hijos y acusa a su verdugo de denuncias falsas. Su caso ahora ha sido atendido y se verá en un juzgado de violencia sobre la mujer. María no es la única. Es una más que engrosa esa lista negra de las 400.000 mujeres que sufren malos tratos en España, de las que solo 80.000 presentan denuncias. Es una mas, pero ya no está sola y lo sabe. El periodista la escuchó, muchos leímos su historia y sentimos un nudo en la garganta y un golpe seco en la conciencia ¡Todos somos María¡ ¡Nunca mas!.